Por la
igualdad, la ampliación de derechos y contra la discriminación
Sobre
la Reforma al Código Civil y su significación en el ámbito religioso.
Al
presentar el proyecto de Reforma al Código Civil y Comercial (RCCC), la
Presidenta de la Nación, Dra Cristina Fernández de Kirchner destacó la
intención de asegurar la igualdad a todos los habitantes de la Nación,
enfatizando: “…el sesgo de la libertad e igualdad
que es lo que campea en toda nuestra Constitución …asegurar la libertad y la
dignidad de las personas para elegir su forma de vida”.
La
ampliación de derechos y la lucha contra toda forma de discriminación, son los principios
que motivan esta reforma. Como instituciones religiosas y organizaciones civiles
claramente comprometidos con la libertad e igualdad, celebramos el camino emprendido,
tal como lo hemos expresado al apoyar cada lucha contra la discriminación racial,
de género, étnica o los prejuicios sufridos por los pueblos originarios.
El
establecimiento de diferencias, y menos aun de privilegios, basados en
filiación religiosa o creencias, son contrarios tanto a la fe que profesamos
como a los principios filosóficos y jurídicos que animan esta reforma
legislativa.
Consideramos
que para avanzar hacia la libertad e igualdad, pilares fundamentales para un
Estado Constitucional, Social, Democrático y de Derecho, el presente proyecto
de RCCC debe incluir el reconocimiento a la diversidad de las expresiones y
comunidades de la fe que alberga nuestro pueblo, a su especificidad y funcionamiento.
En
esta materia subsisten instituciones discriminatorias creadas por gobiernos de
facto, como la Ley de Registro de Cultos (ley 21.745), establecida por la
última dictadura cívico-militar, cuya derogación reclamamos. Por otro lado
durante el gobierno de Juan Carlos Onganía se introdujo el reconocimiento de la
Iglesia Católica como persona pública -que se prolonga en el actual proyecto.
Ello genera desigualdad frente a las demás confesiones, credos y creencias,
tanto a nivel institucional, como de sus ministros y de sus creyentes,
perjudicando a la cuarta parte del pueblo argentino que abraza otras creencias
o ninguna1.
Coincidimos
con nuestra Presidenta Cristina Fernández de Kirchner cuando afirmó que necesitamos
“tener instrumentos que les sirvan a todos los
hombres y a todas las mujeres cualquiera sea el Dios al que le rece o aún
cuando no tenga ningún dios para quien hacerlo.” Si
la RCCC busca superar institutos desactualizados, desigualdades injustificables
y restricciones a la plena libertad de los ciudadanos, esta es una buena
oportunidad para corregir también este asunto. Si la Iglesia Católica deja de ser
una persona pública, y debe acogerse a las mismas obligaciones y derechos de
las otras entidades religiosas, quedará en evidencia la arbitrariedad que
significa mponer a las instituciones religiosas las pautas y criterios que
rigen a las asociaciones civiles creadas para otros fines. Sostenemos que
deberá buscarse una legislación consensuada adecuada a las funciones y responsabilidades
propias de lo religioso. Y ello redundará en beneficio de todas las personas y
credos por igual.
Nos
inspira un espíritu ecuménico y de diálogo que propicia la igualdad de las
condiciones
de todos los participantes. Las asimetrías jurídicas, los privilegios
consentidos
por el estado y las diferencias legales afectan claramente la posibilidad de un
diálogo que asegure a todos los participantes una plena libertad frente a si
mismos, frente a los demás y frente al estado que, imparcialmente, debe contenernos
a todos por igual.
Federación
Argentina de Iglesia Evangélicas
25
de Junio de 2012
1
Datos de la PRIMERA ENCUESTA SOBRE CREENCIAS Y ACTITUDES
RELIGIOSAS EN
ARGENTINA, accesible en
http://www.culto.gov.ar/encuestareligion.pdf
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