“Solo pedimos que la sociedad y el Estado
cumplan con los derechos para nuestra dignidad.”
(De izquierda a deorecha) Lidia Camacho, Emiliana
Mamani y Reyna Isabel Torres son integrantes de la organización .Q’ Amasan Warmi.
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Ellas son tres mujeres bolivianas: una se
llama Emiliana Mamani y pertenece a la organización Q’ Amasan Warm (“Fuerza de
mujer”), que tiene como finalidad acompañar a las mujeres que sufren
situaciones de violencia; la otra, Lidia Camacho, quien participa en el equipo
comunicacional de este grupo y, la tercera, Reyna Isabel Torres, integrante de
Yanapakuna (en quechua significa “ayudémonos”), espacio que divulga la
concientización de los derechos en el ámbito de la colectividad boliviana.
La organización Q’ Amasan Warmi.
Emiliana nos cuenta como fue
que un grupo de mujeres migrantes tomaron la decisión de unirse y organizarse
en la institución Q’ Amasan Warmi: “Las mujeres nos juntamos por el sufrimiento
a causa del maltrato de la sociedad argentina. Además de eso, nosotras, como
mujeres, venimos de cierta cultura machista; entonces como que sufrimos
doblemente la discriminación: discriminación desde el hogar, por el hombre, y
la discriminación de la sociedad. Y el sufrimiento de nuestros hijos también,
ya que hay mucha discriminación en las escuelas y también en los hospitales,
porque que no nos atienden.”
Luego, Lidia comenta que el grupo no tiene financiamiento externo: “en
todo el tiempo que lleva Q’ Amasan de existencia, ya van a ser cinco años, no
recibimos ni un financiamiento ni ningún otro tipo de apoyo, más que el que ha
sido de CREAS (Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio) para poder
formar, de alguna manera, un sustento económico a través de un
microemprendimiento que consistió en una panadería”. Desde sus inicios, el
espacio Q’ Amasan… se caracterizó por la autogestión. Con respecto a este tema,
agrega Lidia: “Nosotras hacíamos ferias del plato, que consiste en mostrar la
diversidad gastronómica aymara, convocábamos a la comunidad y es más, nosotras
cocinábamos y presentábamos los platos y la gente venía a consumir. Y con todo
ese consumo se podía financiar parte de los alquileres y parte de un fondo que
era de ayuda para las mujeres que venían en situación de vulnerabilidad.
Además, teníamos que cumplir con algunos pasos administrativos, llenando
formularios, tramitando la aprobación de
distintas instituciones; y de esta manera nosotras, cuando la urgencia era
inmediata, en el acto podíamos disponer de estos fondos.”
Por otra parte, ellas valoran el aporte que
han hecho algunos voluntarios extranjeros y algunas estudiantes del IU-ISEDET,
quienes se han acercado a la organización dispuestas a acompañarlas desde un
espíritu amplio. “no necesariamente las que estamos en Q’ Amasan Warmi somos
todas evangélicas –advierte Lidia-, la mayoría somos católicas. Desde ese lado,
las estudiantes de teología, desde esa visión ecuménica, nos colaboraban.”
La organización Yanapakuna.
Reyna nos informa que en la institución Yanapakuna,
además de la divulgación de derechos, prestan ayuda en la tramitación de
documentos de identidad y realizan talleres “de las problemáticas que hay; como
la discriminación, la xenofobia, discriminación en las escuelas y el tema salud.
“
Por otra parte, ella nos cuenta que su
familia fue parte de una acción xenófoba terrible con “ la muerte de Marcelina
Meneses[*], a
la cual la tiraron del tren simplemente por ser boliviana; porque nadie le
pidió nada, ni le robaron tampoco. Fue solo verle el físico, empezar a
insultarla y luego la mataron. Ella vivía en Ezpeleta y esto fue en Avellaneda,
provincia de Buenos Aires. Aunque ya pasaron diez años de aquello, este es otro
trabajo pendiente.”
La relación con CAREF.
Lidia asevera que el encuentro de Q’ Amasan…
y CAREF fue por acordar en los fines y en el trabajo compartido: “trabajamos con y no para el CAREF”, subraya, “ya que la mística que tiene el CAREF es
el apoyo al migrante y al refugiado”. Sin embargo, otro punto en común ha sido
el compartir similares aspectos de la fe religiosa: “la religiosidad ha sido
importante para nosotros porque compartimos el amor a Dios y creer que el
prójimo es uno mismo”. Además, “a través del CAREF hemos logrado alianzas con
algunas iglesias, como por ejemplo la Iglesia Menonita y la Iglesia Metodista,
que muy gentilmente, cuando ha habido problemas gravísimos en la comunidad
boliviana, nos han cedido los lugares físicos, como los templos, para acogernos
como hermanos y hermanas.”
Además, estas organizaciones bolivianas,
actualmente convergen con CAREF en impulsar una campaña en pos de la salud
sexual y reproductiva de las mujeres de la colectividad boliviana. Emiliana
relata la situación de cientos de mujeres: “Las mujeres no van a los hospitales
porque nos maltratan; no nos atienden, no nos escuchan o no nos entienden como
nosotros nos expresamos. Además, la gente que viene aquí a la Argentina, en su
mayoría es de lugares rurales, es más, incluso algunos ni siquiera han llegado
a conocer las ciudades en Bolivia. Entonces, este sitio es muy grande para
ellos y, por no hacerse maltratar, ya directamente no van”. Luego, agrega:
“algunas veces toman algunos mates,
lo que acá le llaman “te de yuyos”, mates de hierbas medicinales; eso no les
hace bien y, al final, terminan muriéndose.”
Reyna también comenta al respecto: “escuchamos
que las estadísticas de los hospitales muestran que muchas mujeres de la
colectividad boliviana mueren de cáncer de útero por el tema de que van
demasiado tarde a los controles, o porque no tienen tiempo, porque trabajan,
porque el marido no las deja, o porque en los hospitales te piden el documento
de identidad y la mayoría de ellas tienen el carnet boliviano, entonces ellos
no las entienden y ellas se van y no son atendidas”. Además, ella hace notar
que no solo se trata de las mujeres bolivianas, también conoce casos de mujeres
paraguayas que padecen similares situaciones de discriminación, e incluso las
mujeres de otros países limítrofes y las propias mujeres argentinas. “La
campaña actual –sintetiza Reyna- es para que especialmente las mujeres veamos
que es tiempo de que una decida cambiar esto, es tiempo de que se valore una
como mujer, porque así como tiene deberes en su casa, también tiene derecho a
cuidarse. Porque si una no se cuida nadie lo va a hacer.”
Sus sueños y esperanzas.
Estas mujeres que cargan consigo historias
duras, sin embargo son capaces de recrear la ternura y remontar los sueños. En
el caso de las integrantes de Q’ Amansan Warmi, ellas imaginan tener la casa
propia para la institución, también quisieran tener su guardería “pero el sueño
fundamental –afirma Lidia- es el de querer una sociedad justa, con equidad. No
queremos tener más derechos que los hermanos y las hermanas argentinos, solo
pedimos igualdad de derechos. Todos somos iguales ante los ojos de Dios pero
nosotros, en este lugar terrenal, también pedimos ser iguales ante los ojos de
la sociedad; ni más ni menos, y que la sociedad y el Estado cumplan con los
derechos para nuestra dignidad.”
Desde el grupo Yamakapuna, se imponen como
desafío luchar para que finalmente se reglamente la ley de migraciones. ”Hay
muchas instituciones: escuelas, hospitales, y otras, que se siguen manejando
con la antigua ‘ley Videla’; hay mucha gente que no sabe que hay una nueva reglamentación
y que las cosas comenzaron a cambiar, pero hay que hacer que se la respete.
Además, hay que hacerles llegar a la gente para que lo sepan ya que hay muchos
que no saben cuales son sus derechos”, advierte Reyna. Posteriormente comparte
su testimonio: “a mí me quedó un sobrino (hijo de Marcelina Meneses) y creo que
por él tengo que seguir en esto. Yo soy hija de bolivianos pero, al ver lo que
vive mi colectividad, me considero boliviana. Porque veo lo que está viviendo
mi familia y la gente y queremos cambiar de alguna manera; si es en la parte de
salud, si es en la parte documentos, en lo que sea. Cambiar, que la gente vea
que todos somos personas; fundamentalmente somos seres humanos que sentimos,
lloramos y sufrimos igual que todos. No hay diferencia en que seamos unos
bolivianos, otros argentinos o de cualquier otro país, porque somos
fundamentalmente seres humanos, seres vivientes y merecemos el mismo trato que
todos.”
E. O.
(Publicado en Página Valdense en abril del 2011)
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Material de la campaña de salud secual y reproductiva dirigida a mujeres bolivianas |
[*] El 10 de enero del 2001,
Marcelina Meneses fue asesinada junto con su hijo Joshua, en la formación
ferroviaria de la Línea Roca, al ser arrojados desde el tren en movimiento por
un grupo de pasajeros que la insultaron y la agredieron hasta matarla. Hasta el
día de hoy no hay responsables del crimen, se presentó solo un testigo y la
empresa Ferrocarriles Metropolitanos negó sistemáticamente los hechos,
argumentando que Marcelina y su hijo murieron por causa de un accidente (N del
A).
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