PAGINA VALDENSE

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viernes, 7 de diciembre de 2012

La Ética y lo Público


"Militancia" (Dibujo de Alfredo Servetti)

Nos pareció oportuno, a través de Página Valdense, compartir inquietudes y reflexiones sobre una temática de interés cotidiano.  No siempre percibimos que el accionar en la sociedad como cristianos puede tener una repercusión significativa. Especialmente si abordamos la temática de lo Público (entendido esto como la Política de administrar, cooperar, transformar y construir ciudadanía), actuando con las orientaciones que se desprenden de los valores propios del Evangelio del Reino.
No pretendemos marcar alguna dirección precisa y puntual, sino invitar a reflexionar sobre el ejercicio público de nuestro testimonio en las organizaciones, cargos o militancia que profesemos en nuestro territorio como creyentes y comunidad de fe.
I.- Mirando nuestro entorno.  Todos y cada uno de nosotros vivimos realidades cambiantes y también diversas, si pensamos el alcance de los lectores de Página. Realidades que pueden ser interpretadas según el  lugar e intereses personales y grupales desde donde abordamos dichas situaciones. Si uno lee un diario, o escucha una radio o mira un determinado canal de televisión con sus informaciones de lo cotidiano puede rápidamente percibir que hay una tendencia bastante definida de esa información. Leyendo diarios y escuchando emisoras de radio de los países del Río de La Plata uno podría decir que vivimos muy mal. Que estamos todos amenazados por la inseguridad; que la crisis económica es tremenda y quien sabe donde vamos a ir a parar; qué nadie hace nada; que los políticos son unos incapaces y no escuchan al pueblo. ¿Pero es realmente así o hay matices? ¿Es cómo lo presentan los medios o podemos mirar lo que acontece desde otros ángulos para poder comprender mejor lo que sucede para luego tomar decisiones acerca del camino a seguir?
Es muy interesante mirar esta realidad desde lo sucedido con la opinión mayoritaria de los pueblos del Río de La Plata que han elegido a sus gobernantes (hace poco tiempo) por mayorías absolutas. Quienes votaron a estos gobernantes, ¿están tan equivocados o hay matices? ¿Es tan blanco y negro lo que sucede o asistimos a comunicaciones con cargas especiales de intereses políticos y económicos?
Por supuesto que no pretendemos que todos, en cada hogar, comunidad de fe, grupo de acción intente mirar detalladamente todo esto. Pero sí podríamos detenernos a meditar acerca de lo que acontece a partir de nuestro conocimiento barrial, ciudadano, de experiencia concreta en las actividades que desempeñamos pensando en nuestra responsabilidad. Digamos, mirando los hechos a partir de lo que puede ser también el compromiso personal y comunitario.
Pongamos un solo ejemplo que hoy se debate fuertemente en los países del Río de La Plata: la violencia. Y si quieren más precisamente, tal como lo presentan algunos medio: la violencia juvenil. La opinión generalizada, aunque hay excepciones, trasmite los hechos con una carga muy fuerte sobre la responsabilidad juvenil; sobre la crisis juvenil o de la familia. Y luego la información va dirigida hacia la responsabilidad de los gobernantes y las leyes que son muy tolerantes y que habría que ajustar, controlar, reprimir y condenar.
Pero podríamos preguntarnos: ¿acaso alguno de nosotros, los adultos que vemos estas informaciones y las propuestas que se tiran sobre la mesa, puede decir: no tengo nada que ver con esta situación? ¿La sociedad en su conjunto puede acaso livianamente afirmar que es un problema de esos sectores (jóvenes y poder político)?
A partir de este simple ejemplo quisiéramos plantearnos inquietudes diferentes. Quisiéramos, incluyendo el dolor que genera, mirar estos hechos y tantos otros de la vida cotidiana, desde la búsqueda de una calidad de Vida mejor. Si lo prefieren, de una reflexión y acción que procure introducir nuevos elementos para la consideración de la temática. ¿Acaso no tenemos los creyentes herramientas valiosas y hermosas que nos vienen desde el Amor, la Fe y la Esperanza, que podemos utilizar en el accionar Público? ¿Por qué tenemos que quedarnos con esa visión mezquina y a veces simplificante de lo que está pasando para aceptar caminos de respuestas que sabemos no durarán mucho? Por ejemplo, ¿qué hacemos en nuestro barrio, en nuestra ciudad en nuestra zona para dar opciones diferentes y acompañar a los jóvenes y familias en la búsqueda de caminos alternativos?
Tenemos que reconocer que el cambio vertiginoso de estos tiempos ha superado nuestras buenas intenciones y nos estamos quedando en análisis, diagnósticos y posibles salidas que no logramos concretar.
II.- Algunos elementos a tener en cuenta para nuestra participación en lo Público.
Las acciones públicas, requieren herramientas que se apoyen en valores que desde la Fe, no podemos dejar de lado. Aquello que hagamos o busquemos hacer junto con el resto de los ciudadanos o ciudadanas, deben poner en primer lugar mejorar la calidad de Vida de todos/as.
Toda acción publica, entendida desde la ética (desde el Ethos: lugar de habitación humana) debe procurar generar posibilidades para mejorar la calidad de vida.
Si  lo público es un ámbito de convivencia ciudadana, las acciones deben contribuir a ello. Esas acciones deben tener orientaciones bien definidas y reconocidas por quienes procuramos juntos/as transformar la situación que nos presente esa realidad con la que no estamos conformes.
Podemos mencionar  algunas de esas herramientas con las que deberíamos acercarnos a la situación que vivimos para procurar cambios. Son algunas que nos parecen reconocibles entre nosotros y nosotras los que Amamos la Vida desde el Evangelio del Reino.
Es necesario dialogar. Diríamos conversar serenamente sobre lo que está sucediendo. Tenemos que comprometernos a buscar junto con los que aman la vida caminos alternativos a partir de una gran dosis de sinceridad y humildad.
Tenemos que ser honestos. Honestos en nuestro diálogo y también en la forma con que buscamos respuestas para modificar la situación social. Honestos con nosotros mismos pero también con nuestros hermanos y hermanas. Buscar con sinceridad las acciones más pertinentes, según acordemos, para resolver aquello que nos ocupa.
Tenemos que ser responsables. La acción que no es asumida con responsabilidad por cada uno/a y todos, los que actuamos en lo público, no nos llevará a un Ethos (un lugar agradable para vivir) que de señales del fruto del Evangelio que proclamamos y vivimos.
Debemos construir a partir del Respeto. Es decir, valorar la inquietud, deseo y búsqueda que hacen también los demás aunque no sean acciones como las que procuramos nosotros. No hay una solución a la situación que buscamos. Hay un desafío ante el cual, seguramente, tendremos que consensuar soluciones. Y es fundamental que las soluciones vayan desde lo pequeño hacia lo más grande. Que nazcan en nuestro barrio, ciudad o región y luego puedan alcanzar mayores dimensiones.
Permítanme agregar una herramienta que considero  necesaria hoy. Me refiero a la necesidad de capacitarnos. Dedicar tiempo a incorporar herramientas que sean útiles a ese intento de modificar la situación existente. Usar toda nuestra sabiduría popular y a ella agregarle los instrumentos que el mundo moderno ha puesto en nuestras manos para leer mejor lo que sucede y responder con propuestas apropiadas al problema que se busca solucionar.
III.- Las Posibilidades de los Creyentes.
Actuar en lo público es un desafío constante para el creyente y para la comunidad de fe. Históricamente ha sido un aspecto de diálogo y debate en la Iglesia toda. A veces, podemos confundirnos cuando igualamos actuar en lo público con meternos en la Política. Quisiera hacer una pequeña digresión sobre el particular. A los cristianos como que nos cuesta aceptar que la Política es aquella acción que organiza lo público para el bien común. Es cierto que la acción de los partidos o los políticos muchas veces nos inducen a sospechar o alejarnos de esa responsabilidad. Sin embargo, el terreno público es un terreno de Dios. Es el terreno de la acción del poder liberador y hacer de justicia que Dios ha elegido cuando envió a Jesús. Entre la gente, en la calle y lugares diversos se lo puede encontrar para hablar del plan de Justicia y Amor de Dios. Entonces, ese también es nuestro terreno. Y no estamos hablando que todo el mundo debe hacerlo porque sí. Nos referimos al hecho de no  rehuir, a través de quienes tienen dones, se preparan, tienen interés y se comprometen a jugar en ese espacio.
En mi experiencia personal, cuando en Juan L. Lacaze se cerró la fábrica textil (1993) y tuvimos que juntarnos instituciones y personas de buena voluntad para buscar respuesta a una problemática difícil, tuvimos un gran apoyo de la comunidad de fe. Y estaba claro que no todos podían accionar en ese medio pero sí se reconoció y se apoyó la búsqueda de respuestas a una problemática pública que requería acciones políticas. Y eso es lo que considero como el accionar público de los creyentes. Y como éstas, sin duda hay muchas experiencias en las diferentes comunidades de fe en el Río de La Plata.
La impresión que tenemos es que hoy nos está faltando ánimo, decisión, interés y compromiso con la causa de lo público partiendo de una visión Ética que busca construir la Casa Común; Busca construir un espacio (establo=Ethos) donde valga la pena vivir y donde los humanos defendemos y cuidamos la Creación.
Hugo R. Malán T
(Publicado en Página Valdense de junio de 2012).

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