PAGINA VALDENSE

PAGINA VALDENSE

jueves, 31 de enero de 2013

Encuentro de mujeres campesinas de La Paz-San Gustavo y las mujeres del del Barrio Nuevo, Reconquista en El Sombrerito:



Reflexionando sobre la violencia de género

   En aquella mañana del 13 de octubre, bajo un sol de oro y un cielo infinito, en una escuela de campo, cuarenta y cinco mujeres se encontraron en El Sombrerito, Santa Fe; unas, mujeres campesinas que provienen del Departamento de La Paz, Entre Ríos, y las otras, del Barrio Nuevo, una barriada popular de la ciudad de Reconquista. Pronto se armó la ronda, ellas se volvieron a encontrar por segunda vez, la primera fue en noviembre del año pasado, recorriendo más de seiscientos kilómetros, dejando hijos, maridos y labores, con el fin de encontrarse con otras mujeres, conversar sobre las cosas comunes que les preocupan y compartir sus sueños y esperanzas.
   El encuentro se celebró en el marco de la Fiesta del Deporte, organizado por los jóvenes de la Iglesia Evangélica Valdense de El Sombrerito. En esta reunión, las mujeres participaron de un taller sobre violencia contra la mujer, coordinado por Judith Puebla, quien es estudiante de Sagradas Escrituras del Instituto Universitario-ISEDET, y además participa del Foro de Teología y Género de esta institución educativa.
   Esta actividad se abrió con unas palabras de la asesora de obras diacónicas de la Iglesia Valdense en Argentina, quien explicó que este encuentro era la continuidad de uno anterior entre ambos grupos de mujeres, que se celebró en noviembre del año pasado; además, remarcó la importancia de este espacio en el sentido de hacer visible otra forma de hacer diaconía en la iglesia valdense, en donde las mujeres de los sectores populares sean las protagonistas.
   Luego, Judith compartió su propio testimonio de mujer violentada durante años, y contó como su fe la ayudó a ser liberada de la relación de opresión en la que se hallaba: en una ocasión, mientras acompañaba a su hijo Jeremías, el cuál se reponía de una compleja operación en la cabeza, leyó un texto que decía “el pecado es todo aquello que nos denigra como personas”. Entonces, ella pensó: “si dejo que mi marido me siga golpeando, estoy pecando también, porque dejo que él siga destruyendo mi vida”. Luego, la lectura liberadora de la Palabra y el acercamiento cálido de los amigos y amigas la ayudaron a separarse de aquel hombre golpeador y rehacer su vida junto a sus siete hijos.
   Posteriormente, a través de su experiencia, Judith mostró como aquellas personas violentadas atraviesan un proceso denominado “círculo de la violencia”, cuyo camino desemboca en el acto de violencia; luego, el hombre golpeador busca acercarse a la mujer golpeada expresándole su arrepentimiento y siendo amable en todo. A esta etapa se la denomina “luna de miel”, pero después el encanto se rompe, puede ser un motivo cualquiera, y el hombre de a poco va ejerciendo maltratos hacia la mujer hasta que llegan los golpes. Y luego volver a empezar con la “luna de miel”… pero hay que tener en cuenta que cada vez los actos de violencia son más fuertes a tal punto que pueden desembocar en la muerte de la victima.
   Posteriormente, los talleristas se expresaron mediante frases escritas en carteles, colage y una dramatización. En la reflexión colectiva, en la cual también participamos tres hombres, algunas de las presentes compartió su experiencia con respecto a la violencia e incluso se abordó el tema de cómo ayudar a aquellas mujeres violentadas. Se planteo la importancia de estar cerca de las víctimas, escucharlas, acompañarlas y no perder la paciencia, ya que en la mayoría de los casos, a ellas les lleva años el poder asumirse como mujeres golpeadas.
   Al otro día, a la mañana, continuamos en las instalaciones de la iglesia valdense de El Sombrerito. Judith Puebla propuso releer algunos textos bíblicos a la luz de lo visto en el taller y de las experiencias de las mujeres. Trabajamos con el texto de Génesis 2:22-24, en el cual Yavé creo a la mujer en igualdad de condiciones con respecto al hombre; otro texto fue el de Génesis 16: Hagar, embarazada, huye de los maltratos de Abram y Sara y se deja morir en el desierto, Yavé interviene y la invita seguir viviendo, ofreciéndole la misma promesa de la multiplicación de su descendencia que le había hecho a Abram; y, por último, el Evangelio de Juan, capitulo 4: Jesús dialoga con una mujer samaritana quien recogía agua de un pozo, ella era despreciada por su origen étnico, su condición de mujer y por haber tenido varios maridos, sin embargo, a partir de ese diálogo con Jesús, deja el cántaro, signo de opresión, y se integra plenamente a su comunidad predicando la Palabra de Jesús. En estos relatos la mujer es valorada y dignificada, e incluso es protagonista de la vida comunitaria mediante la intervención del Dios Viviente.
   Finalmente, en el balance grupal, las participantes manifestaron su alegría por compartir con otras mujeres estos temas de interés para ellas; además, manifiestan la necesidad de continuar con estos encuentros y en la importancia de profundizar la integración de los grupos de mujeres. Además, todos los participantes acordamos que el encuentro fue de bendición y que la presencia de nuestro Señor se hizo presente manifestándose en el afecto y las emociones que vivenciamos todos los que allí celebramos en comunidad.

Eduardo Obregón.

Mujeres de Reconquista y de San Gustavo (Entre Ríos) participando del taller sobre violencia de género. 
  
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario