Dios interviene
con un modelo de liberación y de vida
Judith Puebla |
Nunca
son suficientes los esfuerzos realizados en pos de erradicar la violencia
intrafamiliar, todavía hay muchos casos de mujeres que mueren en manos de sus
ex esposos, esposos y novios. Sin hablar
de las que quedan con sus vidas arruinadas por haber sido quemadas o
silenciadas de manera atroz. Así es que ante la invitación para hablar del tema
frente a un grupo de mujeres campesinas, consideré que era una oportunidad que
no debía perder. El primer día nos encontramos en El Sombrerito (pcia de santa
Fe), paisaje campestre que me situaría en contexto inmediatamente.
Hablamos
de mi propia historia, y aunque había pasado ya bastante tiempo, me volví a
emocionar y una vez más comprendí que yo era una sobreviviente. A medida que
íbamos avanzando las mujeres se soltaban más y comenzaban a preguntar y a
contar historias cercanas a sus realidades. Como propuesta de trabajo se
sugirió una definición de pecado que yo había leído en algún libro de teología:
Pecado es todo aquello que nos denigra como personas. La definición de
pecado nos hizo pensar en todas las instancias posibles de la denigración del
ser humano. La humillación nos baja de la categoría de ser personas, como Dios
nos creó, a ser menos que personas. También
reflexionamos acerca de ponernos en el lugar del otro, y considerar los
tiempos y las necesidades del que está en el lugar de la opresión y la
humillación. Los talleres se brindaron en función de estos dos ejes.
En mi
caso particular, consideré que era tiempo de salir de la violencia y la humillación
luego de conocer esta definición de pecado, me planteé que yo estaba en pecado
porque permitía que me golpeara mi ex esposo. Creo que Dios tiene caminos
insospechados para presentarnos un paradigma de vida. En el trabajo grupal se
presentó la asimilación de lo dialogado acerca del ciclo de la violencia. Hubo
una presentación de una obra de teatro, también realizada e ideada por las
mujeres campesinas. Lo novedoso fue que el rol de la mujer golpeada lo hizo un
varón y el del golpeador una mujer. Esto nos llevó a mover los estereotipos que
tenemos instalados y a ponernos en el lugar del otro.
Mucho
para charlar entre los intervalos de mates y atardeceres de aire cálido. Siempre se mantuvo una reflexión crítica
frente a la posición de la Iglesia y de las instituciones del estado. Se habló
acerca de la falta de instancias concretas que protejan a las mujeres y a sus
hijos en situación de vulnerabilidad. Mujeres que por su problema
económico o habitacional, con niños pequeños
no tienen otra opción que la de seguir o volver al hogar de donde huyeron.
Personas en un sistema corrupto y que repite el ciclo de la violencia una y
otra vez.
Al día
siguiente nos avocamos a la tarea de ver qué pasó con algunas mujeres de la
Biblia que frente a un paradigma de opresión y de muerte Dios hace su oportuna
intervención con un modelo diferente de liberación y de vida.
Agar
huyó desesperada de la tienda de Abrám porque su ama Saraí la oprimía y la
maltrataba. En el desierto donde se fue para morir, Dios aparece en el camino y
le brinda una visión diferente, Agar pasa de querer morir a ser Madre de
multitudes por la promesa de Dios. Las mujeres campesinas encontraron esta
historia muy parecida a la de muchas mujeres que ellas conocen y realizaron una
excelente hermenéutica.
Luego
analizamos el texto de la mujer samaritana, y pudimos ver que esta mujer
también estaba en un contexto de opresión violencia pero se encontró con el
Maestro a quien no le importaba su condición de extranjera, mujer y que había
tenido varios hombres en su vida. Sino que frente a las leyes opresoras de los
varones el Señor le presentaba un esquema de liberación y vida. Por eso ella
dejó su cántaro y fue urgente a predicar su experiencia con Dios. Y por la voz
de esta mujer muchos creyeron.
Las
Mujeres Campesinas trabajaron estos textos
a la luz de sus propias experiencias y realizaron una hermenéutica
acotada y necesaria. Una oración final con la participación de todas donde cada
una alzó su voz y agradeció a Dios por el evento.
El
encuentro terminó con un almuerzo comunitario donde no faltó el buen trato y la
buena voluntad entre unos y otros/as.
Judith Puebla.
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