Pastor Oscar Núñez |
El pasado lunes 21 de enero falleció el
obrero de la comunidad de la Iglesia Evangélica Valdense de Flores, Oscar
Núñez, luego de luchar con un cáncer que lo aquejó en los últimos años.
La vida del pastor Oscar Núñez fue muy rica
no sólo en el ámbito de la Iglesia Valdense sino también en la vida social y
política. En las últimas décadas se destacó en el campo de los derechos
humanos, llegando a asumir la responsabilidad de la copresidencia en el
Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH).
Otro aspecto de su labor se desarrolló en
Villa Diamante, Lanús Oeste, en donde acompañó a usuarios y usuarias de drogas
y personas conviviendo con el HIV/SIDA, llevando adelante su tarea pastoral
desde la perspectiva de la reducción de daños. En los últimos años, junto a la
comunidad valdense de Flores, impulsó un proyecto de Hogar de Día con Mujeres
Conviviendo con HIV/SIDA.
Los restos del obrero Núñez fueron velados
en la sede del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, concurriendo personas
de diversos sectores eclesiales, organismos de los derechos humanos y
organizaciones sociales que compartieron su caminar en la defensa de la
dignidad humana.
El pastor Arturo Blatesky, despidió al
obrero Oscar Núñez, en un comunicado del MEDH:
“Para quienes
conocimos a Oscar y tuvimos el invalorable regalo de poder recorrer junto con
él la historia de nuestro pueblo y nuestras iglesias a lo largo de las últimas
décadas no son necesarias las palabras para transmitir lo que significó y
seguirá significando siempre el testimonio de su vida y su lucha por la
dignidad, los derechos y la liberación de las y los más pobres de sus hermanos.
En el leccionario el texto del día de hoy
dice: ‘Demos gracias a Dios, que ha enviado su mensajero para salvar a su
pueblo’ (Daniel 3:28) Podemos decir, que somos testigos de que esto se hizo
realidad en la vida de Oscar.”
Aquellas personas que compartimos nuestras
vidas con Oscar Núñez creemos que seguirá vivo en su testimonio de vida, en sus
reflexiones teológicas y políticas y en el amor que le profesan, sobre todo
aquellas personas humildes y excluidas con las que compartió su fe.
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