PAGINA VALDENSE

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jueves, 31 de enero de 2013

Encuentro de mujeres campesinas de La Paz-San Gustavo y las mujeres del del Barrio Nuevo, Reconquista en El Sombrerito:



Reflexionando sobre la violencia de género

   En aquella mañana del 13 de octubre, bajo un sol de oro y un cielo infinito, en una escuela de campo, cuarenta y cinco mujeres se encontraron en El Sombrerito, Santa Fe; unas, mujeres campesinas que provienen del Departamento de La Paz, Entre Ríos, y las otras, del Barrio Nuevo, una barriada popular de la ciudad de Reconquista. Pronto se armó la ronda, ellas se volvieron a encontrar por segunda vez, la primera fue en noviembre del año pasado, recorriendo más de seiscientos kilómetros, dejando hijos, maridos y labores, con el fin de encontrarse con otras mujeres, conversar sobre las cosas comunes que les preocupan y compartir sus sueños y esperanzas.
   El encuentro se celebró en el marco de la Fiesta del Deporte, organizado por los jóvenes de la Iglesia Evangélica Valdense de El Sombrerito. En esta reunión, las mujeres participaron de un taller sobre violencia contra la mujer, coordinado por Judith Puebla, quien es estudiante de Sagradas Escrituras del Instituto Universitario-ISEDET, y además participa del Foro de Teología y Género de esta institución educativa.
   Esta actividad se abrió con unas palabras de la asesora de obras diacónicas de la Iglesia Valdense en Argentina, quien explicó que este encuentro era la continuidad de uno anterior entre ambos grupos de mujeres, que se celebró en noviembre del año pasado; además, remarcó la importancia de este espacio en el sentido de hacer visible otra forma de hacer diaconía en la iglesia valdense, en donde las mujeres de los sectores populares sean las protagonistas.
   Luego, Judith compartió su propio testimonio de mujer violentada durante años, y contó como su fe la ayudó a ser liberada de la relación de opresión en la que se hallaba: en una ocasión, mientras acompañaba a su hijo Jeremías, el cuál se reponía de una compleja operación en la cabeza, leyó un texto que decía “el pecado es todo aquello que nos denigra como personas”. Entonces, ella pensó: “si dejo que mi marido me siga golpeando, estoy pecando también, porque dejo que él siga destruyendo mi vida”. Luego, la lectura liberadora de la Palabra y el acercamiento cálido de los amigos y amigas la ayudaron a separarse de aquel hombre golpeador y rehacer su vida junto a sus siete hijos.
   Posteriormente, a través de su experiencia, Judith mostró como aquellas personas violentadas atraviesan un proceso denominado “círculo de la violencia”, cuyo camino desemboca en el acto de violencia; luego, el hombre golpeador busca acercarse a la mujer golpeada expresándole su arrepentimiento y siendo amable en todo. A esta etapa se la denomina “luna de miel”, pero después el encanto se rompe, puede ser un motivo cualquiera, y el hombre de a poco va ejerciendo maltratos hacia la mujer hasta que llegan los golpes. Y luego volver a empezar con la “luna de miel”… pero hay que tener en cuenta que cada vez los actos de violencia son más fuertes a tal punto que pueden desembocar en la muerte de la victima.
   Posteriormente, los talleristas se expresaron mediante frases escritas en carteles, colage y una dramatización. En la reflexión colectiva, en la cual también participamos tres hombres, algunas de las presentes compartió su experiencia con respecto a la violencia e incluso se abordó el tema de cómo ayudar a aquellas mujeres violentadas. Se planteo la importancia de estar cerca de las víctimas, escucharlas, acompañarlas y no perder la paciencia, ya que en la mayoría de los casos, a ellas les lleva años el poder asumirse como mujeres golpeadas.
   Al otro día, a la mañana, continuamos en las instalaciones de la iglesia valdense de El Sombrerito. Judith Puebla propuso releer algunos textos bíblicos a la luz de lo visto en el taller y de las experiencias de las mujeres. Trabajamos con el texto de Génesis 2:22-24, en el cual Yavé creo a la mujer en igualdad de condiciones con respecto al hombre; otro texto fue el de Génesis 16: Hagar, embarazada, huye de los maltratos de Abram y Sara y se deja morir en el desierto, Yavé interviene y la invita seguir viviendo, ofreciéndole la misma promesa de la multiplicación de su descendencia que le había hecho a Abram; y, por último, el Evangelio de Juan, capitulo 4: Jesús dialoga con una mujer samaritana quien recogía agua de un pozo, ella era despreciada por su origen étnico, su condición de mujer y por haber tenido varios maridos, sin embargo, a partir de ese diálogo con Jesús, deja el cántaro, signo de opresión, y se integra plenamente a su comunidad predicando la Palabra de Jesús. En estos relatos la mujer es valorada y dignificada, e incluso es protagonista de la vida comunitaria mediante la intervención del Dios Viviente.
   Finalmente, en el balance grupal, las participantes manifestaron su alegría por compartir con otras mujeres estos temas de interés para ellas; además, manifiestan la necesidad de continuar con estos encuentros y en la importancia de profundizar la integración de los grupos de mujeres. Además, todos los participantes acordamos que el encuentro fue de bendición y que la presencia de nuestro Señor se hizo presente manifestándose en el afecto y las emociones que vivenciamos todos los que allí celebramos en comunidad.

Eduardo Obregón.

Mujeres de Reconquista y de San Gustavo (Entre Ríos) participando del taller sobre violencia de género. 
  
   

Reflexión de Judith Puebla, tallerista del encuentro sobre violencia de género en El Sombrerit:


Dios interviene con un modelo de liberación y de vida

Judith Puebla

Nunca son suficientes los esfuerzos realizados en pos de erradicar la violencia intrafamiliar, todavía hay muchos casos de mujeres que mueren en manos de sus ex esposos, esposos y  novios. Sin hablar de las que quedan con sus vidas arruinadas por haber sido quemadas o silenciadas de manera atroz. Así es que ante la invitación para hablar del tema frente a un grupo de mujeres campesinas, consideré que era una oportunidad que no debía perder. El primer día nos encontramos en El Sombrerito (pcia de santa Fe), paisaje campestre que me situaría en contexto inmediatamente.
Hablamos de mi propia historia, y aunque había pasado ya bastante tiempo, me volví a emocionar y una vez más comprendí que yo era una sobreviviente. A medida que íbamos avanzando las mujeres se soltaban más y comenzaban a preguntar y a contar historias cercanas a sus realidades. Como propuesta de trabajo se sugirió una definición de pecado que yo había leído en algún libro de teología: Pecado es todo aquello que nos denigra como personas. La definición de pecado nos hizo pensar en todas las instancias posibles de la denigración del ser humano. La humillación nos baja de la categoría de ser personas, como Dios nos creó, a ser menos que personas. También  reflexionamos acerca de ponernos en el lugar del otro, y considerar los tiempos y las necesidades del que está en el lugar de la opresión y la humillación. Los talleres se brindaron en función de estos dos ejes. 
En mi caso particular, consideré que era tiempo de salir de la violencia y la humillación luego de conocer esta definición de pecado, me planteé que yo estaba en pecado porque permitía que me golpeara mi ex esposo. Creo que Dios tiene caminos insospechados para presentarnos un paradigma de vida. En el trabajo grupal se presentó la asimilación de lo dialogado acerca del ciclo de la violencia. Hubo una presentación de una obra de teatro, también realizada e ideada por las mujeres campesinas. Lo novedoso fue que el rol de la mujer golpeada lo hizo un varón y el del golpeador una mujer. Esto nos llevó a mover los estereotipos que tenemos instalados y a ponernos en el lugar del otro.
Mucho para charlar entre los intervalos de mates y atardeceres de aire cálido.  Siempre se mantuvo una reflexión crítica frente a la posición de la Iglesia y de las instituciones del estado. Se habló acerca de la falta de instancias concretas que protejan a las mujeres y a sus hijos en situación de vulnerabilidad. Mujeres que por su problema económico  o habitacional, con niños pequeños no tienen otra opción que la de seguir o volver al hogar de donde huyeron. Personas en un sistema corrupto y que repite el ciclo de la violencia una y otra vez.
Al día siguiente nos avocamos a la tarea de ver qué pasó con algunas mujeres de la Biblia que frente a un paradigma de opresión y de muerte Dios hace su oportuna intervención con un modelo diferente de liberación y de vida.
Agar huyó desesperada de la tienda de Abrám porque su ama Saraí la oprimía y la maltrataba. En el desierto donde se fue para morir, Dios aparece en el camino y le brinda una visión diferente, Agar pasa de querer morir a ser Madre de multitudes por la promesa de Dios. Las mujeres campesinas encontraron esta historia muy parecida a la de muchas mujeres que ellas conocen y realizaron una excelente hermenéutica.
Luego analizamos el texto de la mujer samaritana, y pudimos ver que esta mujer también estaba en un contexto de opresión violencia pero se encontró con el Maestro a quien no le importaba su condición de extranjera, mujer y que había tenido varios hombres en su vida. Sino que frente a las leyes opresoras de los varones el Señor le presentaba un esquema de liberación y vida. Por eso ella dejó su cántaro y fue urgente a predicar su experiencia con Dios. Y por la voz de esta mujer muchos creyeron.
Las Mujeres Campesinas trabajaron estos textos  a la luz de sus propias experiencias y realizaron una hermenéutica acotada y necesaria. Una oración final con la participación de todas donde cada una alzó su voz y agradeció a Dios por el evento.
El encuentro terminó con un almuerzo comunitario donde no faltó el buen trato y la buena voluntad entre unos y otros/as.

Judith Puebla. 

jueves, 24 de enero de 2013

Programa de intercambio entre jóvenes valdenses, metodistas y bautistas de Italia y jóvenes valdenses rioplatenses:


Delegación de jóvenes valdenses del Río de la Plata visitarán Italia



   El viernes 25 a las 17:30, hora de Argentina, partirá desde el aeropuerto de Ezeiza (provincia de Buenos Aires), una delegación de 18 jóvenes que visitará a las iglesias valdenses en Italia, en el marco de un programa de intercambio que llevan adelante los jóvenes de la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata y sus pares de las Iglesias Valdense, Metodista y Bautista de Italia.
   La delegación rioplatense visitará iglesias y grupos de jóvenes de diversas ciudades italianas: San Secondo, Torino, Torre Pellice, Pinerolo, Palermo, Bologna, Firenze y Roma entre otros sitios (para más información, visitar el blog en italiano: http://scambiamente.blogspot.it/p/programma-di-visita.html).  
   Los y las integrantes de la delegación de jóvenes uruguayos y argentinos son: Lucia Long (proveniente de la Iglesia de Colonia Valdense), Ana Karen Malan y Leticia Cabrera (ambas provenientes de la Iglesia Valdense de Montevideo), Rodrigo Gianechini (de la comunidad de Dolores), Ezequiel Rostagnol (de la comunidad de Colonia Miguelete), Emanuel Hernández (participante de la Iglesia Valdense de Rosario, Uruguay), Alejandra Barolin y Gonzalo Barolin (provenientes de las comunidades de San Gustavo y La Paz respectivamente), Gustavo Paglino y Valeria Manso (ambos provenientes de la comunidad de Bahía Blanca), Gabriela Malan (de la comunidad de Flores), Nahuel Vallejos (de la comunidad de Paraná), , Mara Weingartner (de la comunidad de Colonia Iris), Santiago Horonoz y Nahuel Hernández (ambos de la comunidad de Ombúes de Lavalle). Además, el grupo estará acompañado por 3 coordinadores: Valeria Botti (integrante de la comunidad de Montevideo), y Patricia Armand Ugon (de Colonia Valdense) y Alfredo Gonnet (miembro de la comunidad valdense de Colonia Iris)
   El grupo permanecerá de visita en Italia hasta el sábado 23 de febrero próximo. Para informar a los interesados sobre lo que ocurra día a día en el itinerario de la delegación de los valdenses rioplatenses, el grupo creo un blog: http://www.diplatense.tk/ el cual será actualizado siempre que encuentren alguna computadora a disposición.


miércoles, 23 de enero de 2013

Fallecimiento del pastor Oscar Núñez

Pastor Oscar Núñez


   El pasado lunes 21 de enero falleció el obrero de la comunidad de la Iglesia Evangélica Valdense de Flores, Oscar Núñez, luego de luchar con un cáncer que lo aquejó en los últimos años. 
   La vida del pastor Oscar Núñez fue muy rica no sólo en el ámbito de la Iglesia Valdense sino también en la vida social y política. En las últimas décadas se destacó en el campo de los derechos humanos, llegando a asumir la responsabilidad de la copresidencia en el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH).
   Otro aspecto de su labor se desarrolló en Villa Diamante, Lanús Oeste, en donde acompañó a usuarios y usuarias de drogas y personas conviviendo con el HIV/SIDA, llevando adelante su tarea pastoral desde la perspectiva de la reducción de daños. En los últimos años, junto a la comunidad valdense de Flores, impulsó un proyecto de Hogar de Día con Mujeres Conviviendo con HIV/SIDA.
   Los restos del obrero Núñez fueron velados en la sede del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, concurriendo personas de diversos sectores eclesiales, organismos de los derechos humanos y organizaciones sociales que compartieron su caminar en la defensa de la dignidad humana.  
   El pastor Arturo Blatesky, despidió al obrero Oscar Núñez, en un comunicado del MEDH:
   “Para quienes conocimos a Oscar y tuvimos el invalorable regalo de poder recorrer junto con él la historia de nuestro pueblo y nuestras iglesias a lo largo de las últimas décadas no son necesarias las palabras para transmitir lo que significó y seguirá significando siempre el testimonio de su vida y su lucha por la dignidad, los derechos y la liberación de las y los más pobres de sus hermanos.
   En el leccionario el texto del día de hoy dice: ‘Demos gracias a Dios, que ha enviado su mensajero para salvar a su pueblo’ (Daniel 3:28) Podemos decir, que somos testigos de que esto se hizo realidad en la vida de Oscar.
   Aquellas personas que compartimos nuestras vidas con Oscar Núñez creemos que seguirá vivo en su testimonio de vida, en sus reflexiones teológicas y políticas y en el amor que le profesan, sobre todo aquellas personas humildes y excluidas con las que compartió su fe.
   

domingo, 20 de enero de 2013

Taller en el parque 17 de febrero:



Fundamentos Bíblico Teológicos de la Diaconía

   Los días 22 y 23 de septiembre, en el Parque 17 de Febrero, se realizó un taller bajo el nombre Fundamentos Bíblico Teológicos de la Diaconía, a cargo del profesor Rodolfo Gaede Netto de la Facultad Luterana de Teología de San Leopoldo, Brasil. Esta actividad fue organizada por la Asesora de las Obras de Servicio en Argentina, Mirelly Cardozo, y la Presidenta del Cuerpo Pastoral, Carola Tron. Gaede Netto vinculó la diaconía con conceptos afines como Amor, Solidaridad, Cuidado, Alteridad, Respeto, Fragilidad;  el expositor demostró como podemos encontrar estos modos de vivir la diaconía en la Biblia[i]. A grandes rasgos, el profesor nos invita a pensar la diaconía como un proceso dinámico que trasciende las nociones de “cuidadores” “beneficiarios” de nuestras labores, sino que, en un vínculo comunitario todos nos podemos cuidar mutuamente. En este sentido, se vale de la imagen de la mesa de comunión como un espacio abierto en donde todos nos podemos encontrar más allá de nuestras diferencias.

Taller de diaconía en el Parque 17 de Febrero. 



[i] Texto extraido de la nota de Lucía Marabolo en el boletín Rueda de la Iglesia Evangélica Valdense de San Salvador, noviembre de 2012 (Nota del Redactor). 

Entrevista al teólogo brasileño Rodolfo Gaede Netto:



“Iglesias cuidadas por Dios que cuidan a las personas en la totalidad de los sentidos”

Profesor Rodolfo Gaede Netto.

En el transcurso del taller sobre Fundamentos Bíblico Teológicos sobre la Diaconía, el animador del encuentro, el profesor Rodolfo Gaede Netto se presta a un reportaje en donde expone el núcleo de su perspectiva teológica, elaborando el concepto de “cuidado” como orientación de las prácticas diacónicas.

   -La propuesta que compartís con nosotros es renovadora, en el sentido que el símbolo de la comida nos invita a salirnos de la diaconía tradicional, tan fría, tan institucional, y nos desafía a abrirnos a la realidad concreta que estamos viviendo. ¿Esa es la intención que vos planteas en este encuentro?

   -Sí, mi pesquisa va en la dirección de fundamentar teológicamente, bíblicamente, las prácticas de las comunidades cristianas que busca transformar las vidas de las personas. La diaconía existe por causa de las personas que están al margen de la sociedad, que están excluidas de los recursos vitales, existe para las personas que sufren por algún motivo y hay iglesias a las que les gustaría que esas personas fuesen incluidas.
   Específicamente, el estudio de la comunidad de la mesa de Jesús nos ayuda mucho a percibir cómo es posible incluir en la mesa del pan a personas que tienen ese problema muy real de no tener alimentos suficientes para comer.
   Entonces, esa búsqueda propone la inclusión en la mesa del pan pero no solo eso, también propone la inclusión en la mesa de comunión, en donde las personas son aceptadas a pesar de las diferencias culturales, religiosas, políticas, ideológicas. Un lugar de inclusión en todos los sentidos.

   -En las décadas de los ’60 y ’70 las propuestas de inserción hacia los sectores populares tenía más fuerza en nuestras iglesias, hoy, daría la impresión que ese debate se fue diluyendo, al menos en el Río de la Plata, en parte porque la teología de la liberación entró en cierta crisis, ¿Cómo ves que las iglesias protestantes abordan el trabajo con los sectores más vulnerables? ¿Cuáles son sus estrategias?

   -En la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en Brasil (IECLB) hay una intensa participación en los procesos de liberación; liberación de las poblaciones económicamente excluidas. Pero también la propia teología de la liberación realiza una apertura que trasciende lo económico, la exclusión económica. Para la fase más tardía de la teología de la liberación hay otros modos de exclusión: la exclusión de la mujer, la exclusión del indígena, la exclusión de la persona de origen africana, la persona excluida por razones sexuales. Existen múltiples formas de exclusión y la teología necesita abrirse también a estas formas.
   Por otra parte, percibimos en la IECLB una fase de pos-teología de la liberación. Esta generación que participa de las iglesias no conoce de la teología de la liberación, algunos solo por la lectura pero hay un distanciamiento con la teología de la liberación. Sin embargo, hoy creo que estamos empezando a recuperar la riqueza teológica que tenemos en América Latina, tal vez con un sentido más abierto. En la IECLB hablamos de “cuidado”. No sé si ese concepto es bien claro en español, entendemos que la Iglesia es una iglesia de cuidado. La vida es cuidada por Dios, si no fuese así, sola no existiría. Dios, a través de la obra salvífica de Jesucristo, cuida de la humanidad, de la iglesia; como Creador, Él cuidó y sigue cuidando de sus criaturas. A través del Espíritu Santo Él cuida de las congregaciones cristianas, la comunitariedad de los cristianos dentro de un espíritu de solidaridad.
   Por causa de los cuidados de Dios nos tornamos también en una iglesia que cuida, cuida de los suyos y de los otros. Y ese cuidado se expresa a través de todas las demandas que las personas tienen, todas las carencias que las personas tienen. No sólo de pan, sino también las carencias en el área emocional, psicológica y en el área espiritual.
   Hoy tal vez logremos tener una mirada más integral del ser humano, en donde la espiritualidad es importante, en América Latina tenemos una tradición de religiosidad muy rica, y creo que podemos, como iglesia ir hacia esta dirección: ser iglesias cuidadas por Dios, que cuidan también a las personas en todos los sentidos.

   -En este taller te has vinculado a personas que realizan actividades diacónicas, en el diálogo con ellas, ¿Qué cosas de lo que te han dicho te llamó la atención para la reflexión?

   -Pienso que las personas están muy interesadas y enganchadas en la cuestión social, en la tarea diaconal en las comunidades y en las instituciones, y tuve varios encuentros en donde estas personas muestran la responsabilidad con que llevan adelante las tareas diacónicas de las iglesias. Las personas están preocupadas porque entienden que las iglesias no pueden vivir sin este ministerio, cuidar a las personas. Muchos hermanos y hermanas plantean preguntas profundas sobre como hacer más viable y efectivo el cuidado a las personas, por ejemplo, alguien me contó que realiza un trabajo con personas en situación de calle y estas personas son profundamente carentes en todos los sentidos, son trabajos serios y la preocupación de las personas se centra en tener fundamentos teológicos sólidos para estas iniciativas.
   Son situaciones en donde necesariamente tenemos que buscar la teología de la cruz, una teología que nos muestra a un Dios que ve hacia adentro de la realidad humana, hacia el dolor humano, y es solidario con el ser humano.

(Eduardo Obregón)
  

Entrevista con la Asesora de las Obras de Servicio de la Iglesia Evangélica Valdense en la Argentina, Mirelly Cardozo.:


“La comunión de la mesa es un desafío para nuestras diaconías”

La Asesora de las Obras de Servicio en Argentina, Mirelly Cardozo. 

   -De aquel encuentro con Gaede Netto, ¿cuáles te parece que han sido los conceptos relevantes para nuestra práctica diacónica en el Río de la Plata?
   -Uno de los temas que me parece importante es el de la comunión de las mesas, porque nos plantea un desafío a nuestras diaconías: esto de poder sentarnos todos en un clima horizontal y de inclusión. Y cuando digo “todos” no me refiero solamente a quienes trabajamos desde nuestras comunidades y obras  sino también a aquellas personas a las que vamos al encuentro en nuestra tarea diacónica. Es altamente desafiante la inclusión a la mesa de todos los actores  en un espacio horizontal, de igualdad, en donde juntos y juntas podemos ir definiendo rumbos, objetivos más amplios y hacia adonde queremos caminar. Todavía, creo,  en muchas de nuestras prácticas  no estamos sentados a la mesa con el otro, sino por el otro: planificamos y trabajamos desde nuestra manera particular de saber, de hacer y de entender la realidad. Esto  implica trabajar al interior de nuestras comunidades, las paredes que nosotros levantamos, los prejuicios, los muros que vamos edificando y que tenemos que ir desarmando, reconstruyendo luego para tener un encuentro con el otro en un cara a cara fraterno y reconocer a ese otro como un  igual en dignidad y una persona capaz también de humanizarme y levantarme a mí cuando yo estoy caído. Aquí entra el aporte muy interesante de Buber quien distingue entre una relación yo-ello (cosa, objeto) y una relación con el otro como un sujeto diferente a quien tenemos que respetar, poder mirar y reconocerlo, tenemos que poder mirarlo dos veces para poder aceptarlo en su integralidad,  en su identidad y esto es lo que  nos hace ser personas, nos humaniza.
   Gaede Netto habla de levantarnos mutuamente  en situaciones de quebranto y el proceso de restaurarnos es un proceso dinámico en el cual nosotros no somos los que restauramos a los otros sino que también hay quienes nos puedan levantar a nosotros en algún momento.
   Hay otros aportes que me parecen importantes: cuando Gaede Netto habla de “la dimensión diacónica de la comunidad”, está diciendo que la diaconía no es una acción que empieza en nosotros y termina en el otro sino que está hablando de comunidades que están llamadas a concretar el amor de Dios en forma recíproca entre las personas. Nosotros muchas veces entendimos la diaconía como un servicio al otro y punto.  En realidad lo  que  les pasa a otros nos involucra de manera existencial y nos lleva a una diaconía también profética, en el sentido de que  estamos dispuestos a generar relaciones de igualdad, de solidaridad, justicia.
Y ahí pensamos en los derechos como  ciudadanos que tenemos todos y todas, y de cuantas maneras estos derechos se vulneran: situaciones que tienen que ver con la violencia de género, la soberanía alimentaria, la falta de oportunidades laborales, educativas, de salud  y todas aquellas que menoscaban la dignidad de la gente. Entonces, ya no puede ser una acción  paternalista que no transforma la realidad (la de los otros y la nuestra) sino una acción que nos compromete y nos desafía a seguir construyendo otro tipo de comunidad
La diaconía deja de  ser una misión separada, aislada sino que es una cuestión integral y toda nuestra misión como iglesia tiene que ser modificada a partir de nuestra lectura de la diaconía.

   -Cuando ustedes han organizado este encuentro, ¿Qué tipo de expectativas tenían? Y luego de haber realizado el taller, ¿pudiste palpar las repercusiones que hubo?

   -Yo creo que las repercusiones estuvieron en las evaluaciones que hicimos ahí mismo sobre el taller y los comentarios que se han podido recoger después en el diálogo con la gente en el sentido de la riqueza del aporte realizado.
   Pareciera que se sabe  bastante sobre diaconía, sin embargo el profesor nos hizo reconocer y descubrir nuevos aportes que nos movilizaron. Fue muy profundo su pensamiento, y la manera de brindarlo,  creo que la gente valoró mucho eso.
   Una de las expectativas que teníamos era ayudar a pensar que la diaconía no es una hermana menor de la teología  sino que es también una disciplina que tiene contenidos, aspectos a investigar, a trabajar, y que tiene que pensarse también como una educación formal y sistemática, y que eso debe motivar la reflexión en todas las personas que trabajamos, pastores, pastoras, laicos, laicas, por supuesto, pero también darle el lugar que la diaconía se merece en nuestras comunidades.
   No siempre pensamos en términos de  esta relación fuerte entre misión de la iglesia y diaconía, Jesús es  Diácono, la Diaconía es un ministerio que incluye  el de la Palabra  y nos parecía que era importante estimular este pensamiento. Creíamos que Gaede Netto era la persona que podía ayudarnos en esto y nos parece que cumplió con la expectativa que teníamos, queda en nosotros seguir trabajando esto.

   -Este es tu último período como asesora de Obras de Servicios en la Argentina y quisiera pedirte una breve caracterización de situación, por lo menos del ámbito en que te tocó actuar, y definir los desafíos que se perfilan en el futuro.
   -Bueno, me parece que estamos en un momento especial de transición. Este momento  también es de ruptura y de quiebre con respecto a los  procesos que se venían dando. Hay algunos elementos que hablan de una situación de debilidad institucional con respecto a la diaconía. En primer lugar hace dos años que no tenemos nuestras asambleas de diaconía, que eran muy valoradas por todas las obras de servicio. En segundo lugar  no tenemos en este momento tampoco Comisión Sinodal de Diaconía.
   El grupo que está en Argentina conformado por representantes de cada presbiterio acompaña la tarea pero no es  una comisión sinodal. Y entonces se plantean preguntas sobre los alcances que tiene el trabajo de esta comisión. Hasta ahora no han surgido en los sínodos personas que pudieran conformar la CSD y esto está hablando de una crisis cierta y de muchas preguntas sobre el lugar de la diaconía en la IEVRP.
   Un tercer elemento que remite a esta debilidad institucional es que en la asamblea del 2010, cuando nos encontramos por última vez como asamblea de todas las obras, en Colonia Belgrano, específicamente la comisión de diaconía  planteó la reflexión acerca del  funcionamiento de las diversas instancias institucionales: CSD, asesorías y otras. Cuales son los objetivos y funciones de  la comisión sinodal, de los asesores, tiempos de dedicación, etc.
   Realmente se trabajó bien, se trabajó mucho, hubo una producción interesante que quedó ahí en esta última asamblea y en un acto sinodal pero estos acuerdos no se retomaron concretamente en la práctica desde ninguna instancia eclesial, y entonces hay un poco de frustración en eso también, en este quiebre.
   Por otro lado todas las crisis también nos invitan a pensar; una crisis es también oportunidad y desafío, y con las debilidades comienzan a aparecer algunas fortalezas. Los talleres regionales son una muestra de ello,  producto también de esta discontinuidad en el proceso. Y yo quiero rescatar lo de los talleres regionales que se hicieron durante dos años consecutivos y se fueron fortaleciendo los espacios, en el norte argentino, todo lo que tiene que ver con mujeres campesinas de San Gustavo y Barrio Nuevo (Reconquista), y todo lo que tiene que ver con VIH entre Flores y Bahía Blanca. También entre los Hogares de Ancianos (Jacinto Arauz y Col. Belgrano). Estos encuentros regionales y/o por áreas de intervención amplían  la base de participación comunitaria. En las asambleas están los representantes de las obras diacónicas y acá estuvimos trabajando con todas los actores y  personas involucradas en las obras. Estuvieron las mujeres, en algunos casos  los adolescentes y los niños, los abuelos, los trabajadores, directores, etc.
   Son espacios de formación y capacitación pero también de encuentro para ir fortaleciéndose, en estos espacios la comunidad de fe va visibilizando este trabajo. Eso me parece interesante, que se visibilice cuanta gente participa de nuestros trabajos diacónicos, que no siempre participan en nuestras instancias eclesiales.
   Y me pregunto si la inclusión de los otros,  este “ver”  nuevas gentes en el sentido de Buber, nuevas formas, que las capacitaciones lleguen a todos no nos conduce también a ir transformando nuestra eclesiología y experiencia de fe.
   Uno de los desafíos es seguir fortaleciendo los talleres regionales pero también tenemos que seguir pensando los objetivos, fundamentos y sentido de la tarea diacónica, esto incluye la dinámica institucional que favorezca la continuidad de los procesos.
Eduardo Obregón