PAGINA VALDENSE

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sábado, 3 de noviembre de 2018

Hacia una lectura bíblica deconstructiva del patriarcado



Antes de comenzar, tengo que aclarar que esto es una reflexión en voz alta a título personal, no hay recetas ni conclusiones cerradas sino preguntas para seguir pensando juntes. Este aporte plantea cuatro pasos ante una cultura que nos calla y aplasta como es el patriarcado.

Pararse
El desafío de reflexionar sobre una realidad en el cual una está inmersa no es tarea fácil, porque implica pararse, reflexionar no solamente la realidad externa sino las propias contradicciones. Tengo que ser sincera, intento ser feminista pero no puedo negar que soy parte de una cultura católica, patriarcal y capitalista. Todo esto influye no sólo en mí, sino en toda la sociedad. 


Por eso pararse no es detenerse, 
ni es una lucha solitaria 
sino con y junto a otras, para que 
nazca una nueva humanidad.


 En este primer paso, podríamos realizar una breve tarea de memoria. Siempre que estudiamos los pasajes bíblicos o en la escuelita o catecismo, lo primero que nos salen son personajes masculinos: Abraham, Issac, Jacob -para hablar de la época de los patriarcas-; pero no destacamos a Sara, Agar, Lía, Raquel, o en éxodo: a María, Ester, Judith; incluso a otras del antiguo y del nuevo: María, María Magdalena. Es un desafío escudriñar y rescatar a estas mujeres que pese a la cultura, están ahí para decirnos algo; como también rescatar a las mujeres de nuestras comunidades que hicieron el esfuerzo de mantener viva la fe.  


Mirar
Esto lo podemos tener en cuenta de nuestro Dios/a; él es un Dios que ve, el Roy, y precisamente se manifiesta así a Agar (Gn. 16: 13-14) oprimida por ser mujer, esclava y extranjera. Dios no es un Dios neutro y ella recibirá la misma bendición de Abraham. Podemos decir que Agar es nuestra matriarca que nos trae a la memoria un Dios que luego se manifestará así en el éxodo: Yo visto la opresión de mi pueblo.

Ver no es tarea sencilla, tanto en la Biblia como la vida, tenemos que prestar atención a esos pasajes que nos ayudan a resistir la cultura dominante. Para mejorar la visión la hermenéutica bíblica nos propone sospechar, sabemos que ningún texto es neutral. Para este paso también podemos plantearnos preguntas: 

¿Por qué es Eva la que come el fruto y se lo da Adán? ¿Cuándo fue escrito esto? ¿Cuál es la intención? Hoy sabemos que los mitos refuerzan una realidad existente, y vienen a justificar la superioridad del hombre sobre la mujer, tal porque ella es la que se resistía a la monarquía -época en el cual se escribió este texto-, y tenía en sus cantos -como el de María- un Dios que liberaba a su pueblo, o el Dios gratuito de Agar que no exigía sacrificio.

Otro ejemplo del nuevo testamento se presenta en el Evangelio de Mateo, es el único evangelista donde aparece la madre de los hijos de Zebedeo pidiendo a Jesús los primeros puestos (Mt 20: 20-28). ¿A quién quiere proteger Mateo? ¿Por qué en este caso es utilizada la imagen materna para pedir privilegios? La actitud de Jesús supera la intención de manipulación y les habla directamente a los discípulos.

Limpiar nuestra visión e intentar sacarnos los anteojos de la cultura patriarcal nos ayudan a interpretar no sólo la Biblia sino la vida. 


Compadecerse
Compadecerse es ponerse en lugar del otro, no es dar limosna o propina, es mucho más que eso; en el lenguaje bíblico la palabra que se utiliza es misericordia, muchas veces mencionada tanto por Dios y exigida entre su pueblo. ¡Misericordia quiero, no sacrificio! Esto es actuar desde las entrañas, con todo el ser. ¿Cuántas veces el sistema patriarcal y capitalista exige sacrificios de los débiles de la sociedad, la clase obrera, las mujeres, lxs pobres lxs niñxs?

Son las mujeres las que ponen en práctica la misericordia, las parteras en el éxodo que desafían astutamente las órdenes del faraón. La memoria subversiva de las mujeres la podemos observar en los cantos, y uno que paso de generación en generación fue el canto de Ana (1 Sam 2:1-10) y María (L. 1 46-55) donde dice que la misericordia de Dios es dar pan a los hambrientos y despedir con manos vacías a los ricos. Entonces, la misericordia no es apolítica, porque Dios también siente desde las entrañas, y padece con la que sufre. En este paso también nos podemos hacer preguntas: ¿Quién es hoy el oprimido/a? ¿Dónde está presente Dios o la comunidad? ¿Cuáles son las acciones de misericordia?


Actuar
El último punto es la acción, porque mucho se puede teorizar pero es haciendo cuando vemos los aciertos y los errores. En este paso tenemos muchos ejemplos de Jesús dando la mano, curando, escuchando, no juzgando. Pero también muchas mujeres:
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  • La samaritana habla con Jesús a pesar de que lo reconoce como judío y luego da testimonio de él en su aldea. (Jn. 4)
  • Una mujer extranjera lo hace cambiar de opinión y cura a su hija (Mc. 7: 24-30)
  • Una mujer lo unge frente a sus discípulos, en un momento que se sabía que Jesús sería asesinado por las autoridades. (Mc 14: 1-10)
  •  Y son ellas las únicas presentes en el momento de la crucifixión. Y también testigos de su resurrección.
Lo que podríamos preguntarnos, es qué acciones estamos realizando para que nuestras comunidades sean inclusivas. 

Estas cuatro acciones que propongo en esta página, son las que realiza el samaritano ante el caído en el camino: pararse, mirar, comparecerse y actuar. (Lc. 15: 25-37), y nos sirven como guía para una lectura porque él es el prójimo. De esta manera, considero que podemos llevar a práctica una lectura crítica, pero a la vez centrada en el amor más allá de toda frontera, racial, ideológica y sexual.

Carmen Alegre

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Artículo publicado en Página Valdense en la edición de Agosto 2018

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