PAGINA VALDENSE

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miércoles, 22 de febrero de 2017

Cuerpos en la calle

-Registro del mes de octubre 2016-
Cuerpos en la vía pública, 
cuerpos de mujeres en las calles, 
de a muchas, 
de a miles congregándose, 
cuerpos llenos de vida y movimiento.
Gritos, cantos, voces, sonidos, aullidos. Reclamos de justicia, paz y vida digna, exigiendo libertad. Encuentros que convocan a luchar colectivamente, a organizarse, a mirar con detenimiento, reflexionar, pensarse. La solidaridad convidándonos de sus dádivas mágicas, multiplicando los pequeños gestos de amor que son los que sostienen, entrelazan e impulsan la vida y que habilitan la posibilidad de creer, de confiar, de experimentar la fe. La unión y la esperanza se palpan, se potencian.
 Cuerpos que convocan, 
se reconocen, se visibilizan. 
Cuerpos desnudos, pintados, 
cuerpos que hablan, que bailan. 
Cuerpos diversos.
La invitación a hacer común lo que somos, compartir las vivencias y corroborar que cada vez que nos organizamos y nos encontramos vamos llenando nuestras historias de otros recorridos. Nos nutrimos de experiencias llenas de sororidad, de ideas de libertad, comenzamos a intuir que podemos ser quien queramos ser. Experimentamos la fuerza de la mirada del amor y el respeto, la invitación genuina a ser parte, el convite al compromiso de transformar la vida. 
Juntarnos y preguntarnos, hacer preguntas colectivas y personales, en conjunto debatir absolutamente todo, esbozar respuestas y trazar distintas formas de transitar las búsquedas, confiar profundamente en los espacios que habilitan estas reflexiones y experiencias.
Ampliar la mirada y ver todos los espacios de encuentro, comunión y participación que en tantos años se fueron construyendo. Conocer las vidas comprometidas que están en los barrios, en las escuelas, las fábricas, los proyectos de economía popular y autogestión, en las iglesias, en las casas, en los campos, las ciudades, los pueblos. Escuchar todas las luchas, lo que se ha hecho, tanto más que falta y cómo se vive.
Cuerpos cansados, golpeados, 
cuerpos marcados. 
Cuerpos que lloran, 
que trabajan, que enseñan. 
Cuerpos con otros cuerpos.

Denunciar que la vida toda está atravesada por un sistema de muerte, que promueve la competencia como valor por sobre la vida, que jerarquiza unas vidas y precariza tantas otras. Que promueve relaciones desiguales, que sostiene y difunde sus ideas, las hace parecer verdades absolutas y únicas. Eso se desea transformar, desde todos los lados y en cada rincón.
Porque son necesarias todas las miradas que fueron cerradas, las voces silenciadas, las ideas que mandaron a quemar, las luchas que quisieron apagar.

Cuerpos de todas las edades, 
cuerpos que se abrazan, 
que se curan. 
Cuerpos son sueños, risas, 
cuerpos que son colores y cantos.
Reconocer que los encuentros permiten ir sanando tantas heridas perpetradas en los recorridos que fuimos haciendo, en los mapas de relaciones que vivimos. Nos juntamos para nombrar nuestros dolores, para gritar las injusticias que sufrimos a diario, para ponerle palabras a los sueños que tenemos, para cantar las luchas que estamos librando, para expresar con libertad nuestros deseos, para exigir nuestros derechos y para aunar nuestro compromiso.
Se van construyendo de a poco nuevas historias, se hacen visibles percepciones diversas que dan cuenta de una realidad ampliada, inclusiva y disidente. No se pide permiso, simplemente se visibiliza, dando sus versiones de la vida y desafiando a mirar todas las diversidades que se nos quieren ocultar.

Cuerpos fortalecidos, 
cuerpos emocionados, 
cuerpos florecidos. 
Cuerpos que fortalecen, 
que emocionan, 
que florecen.





 Yanina Vigna, por Grupo editor de PV
Artículo publicado en Página Valdense en la edición de Noviembre de 2016