PAGINA VALDENSE

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jueves, 27 de septiembre de 2012

Testimonio de Fabricia Malan, voluntaria valdense del Programa Ecuménico de Acompañamiento a Israel y Palestina.


La ‘tierra prometida’ para unos es la tierra expropiada para otros

 

Los asentamientos o colonias israelíes se establecieron por primeras vez en el territorio de Cisjordania en 1967 y actualmente existen unas 135 aproximadamente y otras en construcción. Los habitantes de las colonias son judíos practicantes convencidos que esa tierra es suya porque esta escrito en la Biblia y muchos de ellos sostienen que van a recuperarla sea cual sea el precio y los árabes tienen que salir de allí. En otros casos, no tan extremistas, simplemente se instalan en las tierras de Palestinos y obtienen de alguna forma los papeles de propiedad que no son trámites muy complicados para ellos.

Esta ocupación y colonización ideológica y religiosa esta ligitimizada por el gobierno de Israel y fundamentada en el mito de ‘La tierra prometida’.


 

El gobierno de Israel ha llevado adelante un trabajo sistemático de apropiación de tierras y edificaciones palestinas por medio del asentamiento de colonos y de prácticas y entrenamiento del ejército. Los habitantes palestinos pierden completamente sus propiedades, sus plantaciones, sus fuentes de agua, y por más que recurran a la justicia, esta hace oídos sordos o va posponiendo los casos durante años.

Según los datos de la OCHA (Oficina para los Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas) alrededor de 300.000 israelíes viven en aproximadamente 135 colonias en Cisjordania. El trato de Israel con los colonos ha facilitado la expansión de Israel en tierras palestinas, en contra de las leyes internacionales que han considerado ‘ilegales’ la creación de estos asentamientos.

 

En la sesión del 9 de julio de 2004, la Corte Internacional de Justicia de la Haya declaro que “Las colonias israelíes en  los Territorios Palestinos Ocupados, incluyendo Jerusalén Este, son ilegales y un obstáculo para la paz y para el desarrollo social y económico de los palestinos”. Sin embargo, nada impide que sigan existiendo colonias ni que se sigan construyendo nuevas, lo hemos visto con nuestros propios ojos.

 

Puntos de vista.

El 30 de julio visitamos la colonia Efrata situada entre las ciudades de Belen y Hebron, y el grupo se entrevistó con Bob Lang miembro del Consejo Religioso, quien afirmó: ‘no es una colonia, es una comunidad’ y aclaro mas adelante que las colonias son ‘un puente para la paz’. Bob afirmó categóricamente que las colonias no son ilegales ante el derecho internacional y que nada es ilegal para los judíos que viven allí.

 

                 Foto: Marie Brøske Söderström. Colonia Efrata 30.07.2012

 

 

El procedimiento para establecer un asentamiento consiste en: colocar containers o edificaciones precarias en alguna tierra Palestina e ir construyendo de a poco las casas.

Israel establece un sistema de incentivos para los colonos: bajos costos y construcciones de calidad, educación gratuita y transporte para los estudiantes, altos salarios para los empleados del gobierno, subsidios para los agricultores y bajos impuestos. Además, la seguridad del gobierno israelí provee protección a los colonos mediante bloqueos de rutas a los palestinos, construcción de muros de separación, pasos exclusivos y diferentes tipos de barreras.

La mayoría de las poblaciones palestinas cercanas a una colonia reciben constantes acosos a través de actos vandálicos y violencia reiterada como por ejemplo: daños en plantaciones de olivos, contaminación de las fuentes de agua, grafittis en las casas y en las mezquitas, matanza de animales y provocación permanente paseándose armados por las calles de las villas palestinas. 

  

 

Foto: Fabricia Malan Carrera. Hebron 17.08.2012

 

 

Dos pequeñas historias.

Wadi qana es una villa Palestina, ubicada en un valle fértil, donde se está planificado una reserva natural. Esta comunidad, agrícola, con muchas plantaciones de olivos, está rodeada por las colonias Qarne Shomron, Immanu'el, Yaqir, Nofim y Maale Shomrom.  

En la tarde del 29 de junio unos adolescentes (entre 15 y 20 años) que pertenecen a una de estas colonias prendieron fuego unos 200 a 250 árboles de olivos. Los pobladores de Wadi qana se organizaron para extinguirlo pero estos actos son comunes en la zona y nadie los detiene. Muchas veces los soldados presencian esto sin actuar y cuando se eleva la denuncia a la corte, la mayoría de las veces no se crean cargos contra los causantes de los daños.

 

Fahime y  Abu Zuhdi viven en Azzun Atma y son agricultores. Poseen 136 dunums (1 dunum = 0,1 ha) y actualmente solo pueden acceder a una superficie de 70 dunums. Israel construyo la colonia “Sha’are tiqwa” quedando en posesión de los colonos 40 dunums y los restantes 26 han quedado entre el muro de cemento de 7 metros de altura y la colonia. Para Fahime y Abu Zuhdi (ambos mayores de edad) esto implica que deben recorrer unos cuantos kilómetros para poder acceder a sus plantaciones a través de una puerta agrícola, cuidar y regar plantaciones en sus 26 dunums que seguramente poco a poco la colonia se apropie de ellos. Han perdido 300 árboles de olivos y 60 han quedado en esos 26 dunums. Entre la tristeza y la desesperación, Fahime nos decía: ‘me arrancan el corazón cada vez que rompen un árbol de olivo’.

 

Cuando los seres humanos interpretan  las escrituras de otros tiempos a favor de sus intereses -generalmente económicos-, sometiendo a otros seres humanos a crueles tratos y abusos de poder, no creo que sea Dios el que inspira. Creo en otra concepción de ‘Tierra Prometida', muy diferente a la que tienen estos colonos judíos y no hay justificación alguna para tanta violencia y tanta barbarie.

Es la búsqueda de su ‘Tierra Prometida’ lo que mueve al gobierno de Israel para destrozar el trabajo de otros y adueñarse de sus tierras? 

Comparto con ustedes este trozo del documento Kairós, Palestina:

 

‘(…) Además, vemos ciertos teólogos en Occidente que quieren también dar ellos una legitimidad teológica y bíblica a la injusticia cometida contra nosotros. Según sus interpretaciones, las promesas se han convertido en una amenaza para nuestra existencia, y la misma "buena noticia" del Evangelio se ha convertido para nosotros en un "anuncio de muerte". Invitamos a estos teólogos a profundizar su reflexión sobre la Palabra de Dios y a rectificar sus interpretaciones, de modo que vean en la Palabra de Dios un manantial de vida para todos los pueblos’. (…) (‘Un momento de verdad: Una palabra de fe, de esperanza y de amor, desde el corazón del sufrimiento palestino’11.12.2009)

Fabricia Malan Carrera

 


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