Caminos y esperanzas
Por María Laura Tolu

Este hecho tan
sencillo que expresa la intención de un grupo de personas de aprender un poco
más de Biblia y teología fue el comienzo de algo imprevisto.
Si miramos más de
cerca este grupo nos encontramos con distintas personas y distintas historias
que han coincidido en tiempo y espacio para encontrarse. Entre las personas que
integraban ese grupo había líderes políticos y religiosos tobas, jóvenes tobas
inquietos, pastores y laicos.
Cada persona presente
en esa reunión llegaba a ese lugar junto con su historia de vida, con su
cultura, sus creencias, sus convicciones políticas y religiosas.
Algunos vivían en
el campo, otros en grandes ciudades, llegaron por distintos caminos algunos de
tierra y otros de asfalto, algunas personas trabajan en las cosechas, otros
ocupan cargos del gobierno provincial, otras son maestras, otros son profesores
y pastores. Otros cuidan animales y recolectan productos del monte.
Estaban en ese
lugar para organizar el estudio bíblico,
interesados en conocer y aprender más de la Biblia y las experiencias del pueblo hebreo.
Isedet, a través del Educab comienza a trabajar en talleres en el Chaco, en el
departamento Güemes de esta provincia en el intercambio de experiencias en la
lectura bíblica.
Muchas sorpresas,
descubrimientos e interrogantes atravesarían esta tarea.
Por un lado quienes llegaban a tierras chaqueñas con un
programa armado para desarrollar en el taller, se encontraban con una
experiencia nueva y distinta. Por otro lado, las
personas que participaban en estos talleres, conocían poco el idioma español,
muchos de ellos apenas leían, tenían comidas, casas y paisajes distintos. Se
encontraban con otra manera de expresar sus creencias, de conocer el mundo. En
definitiva, de a poco o de repente, se dieron cuenta que estaban en otro
contexto cultural.
Esta realidad de la
tarea originó muchos interrogantes: ¿Cómo leer la Biblia respetando la
cultura e identidad del pueblo toba? ¿Cómo crear puentes de diálogo entre los
pueblos de la Biblia
y el pueblo toba? ¿Cómo reflexionar sobre experiencias religiosas que han
ocultado y condenado la cultura del pueblo toba?
De esta manera la
experiencia de lectura bíblica en el monte chaqueño fue adquiriendo colores y
formas antes impensadas. Surgió la necesidad de pensar la manera de organizar
los talleres que se estaban realizando de vez en cuando. Las personas
interesadas, pastores, laicos, laicas, profesores, se juntaron y dieron forma
al proyecto.
Como resultado se escribe una
cartilla con la fundamentación, la descripción del contexto, los objetivos y
propósitos del programa y nace el “Programa de Capacitación Teológica con
Pueblos Originarios”.
Este Programa propone
combinar la dimensión integral de la cosmovisión aborigen (su aspecto religioso,
cultural y económico) con una vivencia teológica cristiana que dignifique las
distintas dimensiones de la vida que han sido negadas por considerarse
diferentes.
Esta combinación
demanda una toma de posición frente a la realidad conocida y compartida con los
pueblos originarios de nuestro país. Por este motivo consideramos que la
lectura bíblica debe ayudar a fortalecer el proceso de organización de las
comunidades y la búsqueda de alternativas
dignas para todos y todas sus integrantes.
La creación de espacios que generen una reflexión
bíblico-teológica y el encuentro entre comunidades y denominaciones religiosas
aborígenes es fundamental para el diálogo sobre las distintas situaciones que
atraviesan los pueblos originarios de esa región.
Rompiendo moldes
La propuesta de lectura bíblica que adopta el Programa
(Escuela
Bíblica y talleres de reflexión bíblico-teológica) tiene algunas
particularidades. Leer la
Biblia desde las “historias de vida” que estas contienen es
una de ellas. Esto nos permite abrir un diálogo con las diferentes personas que
en el texto están presentes sin perder de vista aquellas historias que no son
visibilizadas.
Descubriendo estas historias de vida prestamos
atención a la relación de las personas con la divinidad, y también a las
maneras cómo se relacionan entre ellas. Una interacción que no es homogénea
sino diversa, porque las personas y sus experiencias son diferentes.
Leer la
Biblia desde sus “historias de vida” nos permite reflexionar
sobre nuestras historias de vida, los conflictos, sus soluciones y problemas.
Posibilita la valoración de cada vida que se presenta en el encuentro, la
recuperación de su autoestima y el reconocimiento de su cultura como portadora
de valores.
“Gracias a la Biblia nosotros podemos
descubrir el valor de cada cultura… En esta Escuela se valora lo que es nuestro
y nos da ánimo de estar y participar en la sociedad blanca porque ya que
vivimos juntos en un país, debemos poder dialogar y eso para nosotros eso es
importante.” “La
Escuela Bíblica abrió puertas. Muchas puertas estaban
cerradas, había puertas abiertas, pero que nos llevaban a otras cosas” expresan
algunas mujeres tobas en relación al trabajo del Programa.
Este espacio de lectura bíblica es un momento para
acercarnos a la realidad de la comunidad actual y a la del pueblo bíblico, para
transformar nuestro aquí y ahora. En este espacio inclusivo, cada participante siente
que tiene la posibilidad y el compromiso de aportar y recibir conocimiento de otros
participantes. También descubren que cada momento que se vive representa un
aprendizaje para el desarrollo de las comunidades.
“Se espera que a través de una relectura de la Biblia en libertad, podamos
unirnos en la recuperación del Dios de la vida y que genera vida. Es un intento de caminar juntos Pueblos
autóctonos y Pueblos venidos desde
afuera, unidos en la fe en un
mismo Señor que nos permite
mantener nuestras diferencias en un marco de respeto, para encarar búsquedas
comunes que nos lleven al descubrimiento y experimentación aquí y ahora del
nuevo cielo y la nueva tierra” dice el documento que explica los propósitos
del Programa.
Este acercamiento bíblico nos pone en conflicto con
miradas tradicionales al texto bíblico donde la Palabra se impone como
normativa de ideas, valores y culturas ocultando colores y formas diversas. A
la vez nos encontramos con procesos
históricos que, ciertamente, han oprimido a los seres humanos y han tomado como
elementos constituyentes del seguimiento a Jesús el sufrimiento y la
imposición.
La utilización del
mensaje bíblico ha sido una herramienta importante mal usada en la construcción de discursos opresivos por eso
nos resulta un desafío esencial cuestionar esos discursos en la búsqueda de
otros participativos e inclusivos, que tomen en cuenta aquellas personas que
han sido olvidadas.

Develar estas historias es un desafío constante hacia
nuestras ideas y pensamientos. De manera que las personas del pasado bíblico y
del presente irrumpen en nuestra lectura bíblica rompiendo moldes.
Aprender a usar la “S”
La invitación a
participar del Programa de Capacitación Teológica con Pueblos Originarios
representó en mi experiencia personal un desafío y una posibilidad.
Un desafío porque
conocer y escuchar testimonios de fe desde una forma diferente de organizar la
vida es una experiencia cuestionadora y movilizante de mis creencias. Una
posibilidad, porque ser cuestionada y movilizada permite crecer.
Dejarse interrogar
por aquel diferente o semejante, me interpela sobre lo qué soy, quién soy, y
cómo soy, sobre lo que somos, quiénes somos, cómo somos.
Además, hay algo
que este desafío y posibilidad me enseñan: a usar la “S”. A pensar nuestras
comunidades en plural, a pensar que esas comunidades educativas y de fe están formadas por historias de vidas
con experiencias distintas. A pensar en culturas, experiencias de Dios,
ejemplos, miradas, pensamientos, sentimientos, pueblos que participan en el
entramado de la vida.
“Aprender cómo hablar, y sobre todo a escuchar y
esperar, descubrir en la práctica qué quiere decir esto del ser y el estar” sostiene Blanca Geymonat en relación a su experiencia
de trabajo en el chaco.
Este entramado
tiene distintos recorridos, caminos llenos de esperanzas que posibilitan otros
discursos, desde la perspectiva bíblica, que sean liberadores para todas y
todos los habitantes de América Latina.
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