Apreciadas/os lectores, varios artículos sobre la Reforma en su dimensión amplia pudimos leer en Pagina durante el año. Sin duda que el propósito ha sido acercar información, reflexión, que nos permita comprender en líneas generales el significado para la vida de fe comunitaria y personal como seguidores de Jesús y/o interesados en la vida humana.
Me solicitaron abordar, en forma breve, el significado y algunas consecuencias de la decisión del Movimiento Valdense de adherir a la Reforma en la Asamblea de Chanforan 1532. Trataré de acercar al lector/ a algunos pensamientos que nos ubiquen en ese tiempo y de alguna manera poder ver hoy cuales son los desafíos y posibilidades que como Comunidad de Fe debemos tener presentes.
1.- Signos visibles sostenidos por el Movimiento Valdense durante los primeros trescientos años hasta llegar a Chanforan.
Nace como un movimiento que busca rescatar a la iglesia de su tiempo de la pérdida de contacto con la Palabra y la vivencia cotidiana de sus enseñanzas.
Podemos darle los títulos que nos parezcan convenientes según nuestra comprensión histórica. Pero la lectura e interpretación literal de las enseñanzas
del Sermón del Monte aparecen como el signo, señal distintiva del movimiento. Esto quiere decir que su orientación es «como un desprendimiento de la estructura y modalidad que la iglesia del 1200 tenía. Es la búsqueda o intento de retornar a la lectura comunitaria de la Palabra y procurar que esa lectura
lleve a una vivencia de la fe que se aproxime a lo que encontramos en los relatos de los escritos del Nuevo Testamento. Seguro que era una lectura literal, es decir, aceptar lo que está escrito sin buscar otra cosa que no sea la aplicación en la vida cotidiana de lo que ahí se leía. Esa lectura no era, según mi comprensión como la literalidad de muchos cristianos y movimientos evangélicos hoy. Me refiero a lo siguiente: El movimiento valdense lleva a la práctica personal y social su lectura literal basada en el Sermón del Monte como guía trascendente de la Fe, mientras que hoy, la literalidad pasa más por un terreno espiritual-moral que por un compromiso ético-social. El compromiso con la predicación de la Palabra y la práctica cotidiana de responder a los ‘mínimos’ (excluidos) de los beneficios de la estructura social, económica, cultural y religiosa se convirtieron en la fortaleza del Movimiento. En ese contexto, espacio, el Movimiento Valdense rompe con la estructura jerárquica religiosa y de alguna manera amenaza con su radicalidad la estructura social imperante en la que los poderosos dominaban la vida de las personas.
Me parece importante tener esto presente. No para repetir lo que hicieron nuestros antepasados sino para rescatar una y otra vez, aquella fuerza que
llevó al Movimiento a permanecer por siglos a pesar de las hostilidades y atrocidades a las que fue sometido.
2.- Los años previos a Chanforan.
Un segundo aspecto que entiendo debemos tener presente fue la situación de Europa previo a la Reforma y, especialmente, la del movimiento valdense.
Leyendo la información acerca de lo que pasaba en esa región donde los valdenses se movían. Lo que conocemos como Italia, Europa Central -la región
de Bohemia- Praga, Suiza, Francia, Alemania, etc- se registra un gran movimiento de búsqueda y de divergencias con la Iglesia Católica Apostólica Romana como así también con poderes políticos que actuaban en el marco del Constantinianismo -ligazón entre el poder Político y la Iglesia-. O si se prefiere,
unidad entre Iglesia y Estado. Encontramos en la historia que el movimiento valdense tenía vínculos con varios grupos disidentes con Roma. Menciono a título de ejemplo a los Husitas. Seguidores de las ideas y prácticas filosóficas y teológicas de Juan Huss, que si bien era alemán, vivía y ejercía como profesor en la Universidad de Praga. Su predicación fue tan fuerte apoyándose en la lectura bíblica -como los valdenses- que en 1414 murió en la hoguera.
Uno puede entender porque el movimiento Valdense permanecía semi oculto. Decimos semi oculto porque por mucho tiempo optaron por hacer lo que Nicodemo hizo en el tiempo de Jesús. Recordamos (Juan 3:1sgs) era un judío que ocupaba un cargo importante como fariseo. Sin embargo de noche fue a
ver a Jesús. De ahí que a los valdenses se los consideraba, en ciertas regiones, como Nicodemitas. Digamos, Vivian una fe evangélica pero participaban de actividades en la sociedad e iglesia para que no se los matara o persiguiera. Esto nos permite ver también que el movimiento no tuvo estructuras organizativas, tampoco doctrinales y de espacios físicos, debido a esa realidad. Los ‘barbas’, que eran predicadores itinerantes -recorrían la región- instruían, fortalecían y ayudaban a permanecer en la fe nutrida en las enseñanzas bíblicas, especialmente en el Sermón del Monte. Y no podemos olvidar que, ya en los comienzos del movimiento valdense, las mujeres predicaban.
3. La Reforma y los contactos del Movimiento Valdense.
Como parte del panorama descripto anteriormente, es fácil imaginarnos que ‘los barbas’, venían encontrándose y dialogando con quienes, en conocimiento del pensamiento Reformado, en los comienzos del 1500, empezaban a analizar la posibilidad de tomar ideas, doctrinas, más elaboradas que ayudase a fortalecer el movimiento. Podemos discutir si ya era difícil o insostenible como piensan
algunos historiadores, que los valdenses pudiesen sobrevivir a una persecución tan dura. Sería un atrevimiento de mi parte decir que sin esa adhesión los
valdenses hubiesen desaparecido. Creo que esa adhesión, buscada y también sugerida desde las tiendas Reformadas, le dio sostenibilidad en algunos
territorios, pero también le dio mayor amplitud a la Reforma que de esta manera penetra en territorios que no hubiese sido posible, por lo menos sin costos más altos en vidas. No pensemos que la adhesión fue sencilla. Hubo muchos contactos y uno puede buscar más información si analizamos las gestiones de personas como: Gonin, Jorge de Calabria Masson, Morel, Farrel, Ecolampadio, para mencionar algunos. No tenemos mucha información de los debates en Chanforam, excepto las decisiones que allí se tomaron y que posteriormente en una Asamblea en Praly (1533) se confirman.
4.- Que se obtiene y que se pierde en la Adhesión.
Tal vez no son palabras apropiadas las de obtener y perder, sin embargo pueden ayudarnos a mirar qué pasó y pasa con el movimiento valdense en su accionar, en la organización y en la forma de confesar su fe. Es claro que en los años siguientes aparecen los pastores, fundamentalmente preparados en la Europa Reformada. Con impronta de idioma francés; con el concepto de establecerse en una zona, dejando de lado la tradición itinerante de los ‘barbas’.
Se definen doctrinas que abiertamente alejan al movimiento de ciertas tradiciones católicas o por lo menos de ciertas prácticas culturales, si podemos
decir así. Podemos ver que esa orientación fortalece el predominio de los clérigos preparados sobre los laicos; y los laicos, aunque con preparación limitada, recorrían los poblados y las montañas.
Aquí tenemos un primer elemento que vale la pena analizarlo pensando en la realidad de nuestros días en las comunidades de fe de la iglesia valdense.
Creo que esa itinerancia de los ‘barbas’ daba una orientación de Movimiento que pierde fuerza en la nueva estructura. Se gana en organización y refuerzo
del pensamiento doctrinal evangélico. Pero, ¿el compromiso surgido de la obediencia al Sermón del Monte se mantiene o se opaca en la nueva orientación? Más de una vez me he preguntado por esta impronta de movimiento que recorre caminos encontrándose con la gente y respondiendo a sus necesidades. Pensaba, cuando me pidieron este artículo, que es una mera introducción a aquellos sucesos, qué pasa con nuestro compromiso de fe hoy.
Hace unos años, muchas de nuestras comunidades o iglesias, tenían compromiso social; compromiso de participación de los miembros en tareas donde la impronta de fe Evangélica trasmite valores éticos que son escasos en la sociedad de nuestro tiempo. Muchos lectores pueden recordar -Trabajos como: la chapita (Paysandú), el ranchito (Juan Lacaze), bajada Club comercio y la virgencita (La Paz), el CUNP (Villa Jardín en Buenos Aires), Barrio Borro (Montevideo), el pueblito (Tarariras), Barrio Nuevo (Reconquista) y seguro que me olvido algunos.- ¿En cuántos de ellos seguimos trabajando? ¿Cuantos quedan de esos lugares donde poníamos en acción nuestra fe? ¿O cuántos nuevos hay? O alguien me va a hacer creer que esas necesidades desaparecieron. Pero tal vez alguien pueda decirme que hoy tiene otras
manifestaciones. Bueno, quiero verlas. Pienso que hemos perdido esa impronta y eso debilita nuestra presencia y testimonio en medio de una sociedad
donde el valor de la Vida ha perdido sentido.
Para pensar, nada más. Me hubiese gustado ahondar en estas consideraciones pero se acabó el espacio que me ofrecieron.
Hugo Malan
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Artículo publicado en Página Valdense en la edición de Diciembre- Enero 2018
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