PAGINA VALDENSE

PAGINA VALDENSE

martes, 28 de noviembre de 2017

Los campamentos y los vínculos con la otredad



«El otro irrumpe y en esa irrupción nuestra mismidad se ve desamparada, destituida de su egoísmo (…) el otro vuelve y nos devuelve nuestra alteridad, nuestro propio ser otro; es el devenir otro (…) otro inalcanzable, irreductible, efímero en su nombre, inabordable, que se aleja en su misterio, con su misterio».

Carlos Skliar


Cuando hablamos de Campamentos…

Los campamentos son instancias especiales de encuentro con les otres, en los que se instala un diálogo constante entre varias partes. Es mi cuerpo en contacto con otros cuerpos, conviviendo, compartiendo instancias diarias con aquello que no conozco, pero que me permite transformarme y trasformar. Podemos decir que: hablamos del cuerpo, hablamos con el cuerpo, hablamos desde el cuerpo, para construir un camino de cambios…

Parafraseando a Ariel Castelo[i], consideramos los campamentos y en particular el juego, como instancias que fortalecen y desarrollan tres dimensiones, que nos colocan «con los pies en la tierra, la cabeza en las nubes y el corazón en las manos». Pensar, actuar y sentir, las tres dimensiones imprescindibles para la acción comprometida, creativa y jugada.

Con los pies en la tierra… es una forma de decir que nos paramos en la realidad, que nos interesa y que luchamos por transformarla para que sea más justa, más sana, más libre para todes, nos conectamos con la vida real y enfrentamos los obstáculos para encontrar las mejores soluciones; apelamos a la racionalidad como uno de los muchos recursos humanos para la resolución de problemas complejos, pero no como el único, ni tampoco como el más importante.

Con la cabeza en las nubes… es una apuesta a la imaginación, a la fantasía y a la creatividad, desplegadas también, como recursos humanos, inmensamente ricos y fecundos para desarrollar algunas capacidades personales y sociales que nos permitan soñar y poner todo nuestro esfuerzo en acción para alcanzar esos sueños.

Con el corazón en las manos… es la convicción que tenemos sobre la imprescindible e impostergable atención a esta necesidad fundamental de la humanidad para alcanzar su desarrollo integral: la afectividad; poner la ternura y el afecto a “flor de piel”, porque si de algo se trata la vida, para todes, es sobre una larga carrera por alcanzar un estado de felicidad plena y estable, una simpleza tan inmensamente compleja que no debemos jamás perder de vista.


Los campamentos y los vínculos, desde la cotidianeidad…

Resulta que los campamentos también son liberadores, porque suceden a través del juego, que es un generador de oportunidades de cambio. Un juego donde yo soy protagonista, donde juego con otres, donde trabajo en equipo y me supero, aprendo a manejar mi frustración. Donde puedo ganar pero también puedo y está habilitado perder y equivocarse, crear y resolver problemas complejos que luego servirán para hacer frente a tareas desafiantes de la vida. Es liberador porque yo elijo estar; donde las reglas y los límites están puestas con cuidado y amor y son respetadas porque son consensuadas por todo el grupo. Donde se desarrolla un espíritu democrático, opinando y aceptando la opinión de los demás, tomando decisiones colectivas, ejerciendo ciudadanía.

En el campamento lo aprendido es lo vivido, lo que me pasa por el cuerpo, lo que comprendo y puedo sentir, transmitir, multiplicar en el campamento y fuera de él. Es transmisor de valores, un ensayo para la vida, donde aprendemos a hacer y ser comunidad.

Un lugar donde se da la posibilidad de convivir con muchas personas, con gustos, pensamientos y sentires diferentes a los míos.

Donde comparto juegos, canciones, comidas y también responsabilidades en las tareas comunitarias: poner y levantar la mesa, servir la comida, hacer el fuego.

Mediante juegos, fogones y actividades estético-expresivas desarrollamos la imaginación y la creatividad, divirtiéndonos y recreándonos, apropiándonos de la participación y el espacio, creciendo y fomentando la autonomía y favoreciendo el fortalecimiento de nuestra identidad.


Los campamentos en la Iglesia Evangélica Valdense…

La Iglesia Evangélica Valdense desde hace muchos años, desarrolla y promueve las actividades de campamentos de las diferentes comunidades. Además, en el Parque 17 de Febrero, centro de campamentos de la Iglesia, hace ya 8 años que se desarrolla una formación de líderes que implica la formación colectiva por los propios líderes, en la que un grupo –que va cambiando con el correr de los años-, prepara los talleres de formación para todes. Son tiempos de verdaderos aprendizajes, de investigación de lo que se hace, de evaluar y sistematizar conocimientos que nos permiten movernos de lugares tradicionales y nos fortalecen a la hora de hacer frente a las nuevas realidades de nuestres acampantes. Verdaderamente son tiempos en los que, los que antes podían ser herramientas, hoy son nuestros objetivos principales:

· Evangelizar.
· Cuidar y celebrar la vida
comunitaria y la creación de
Dios.
· Educar en solidaridad,
responsabilidad y libertad.



Patricia Armand Ugon y Verónica Bertozzi











[i] Ariel Castelo, director de La Mancha, Centro de Capacitación e Investigación en Ludopedagogía, Montevideo y director de programa en Campamentos Educativos, ANEP.


 ------------------------------------------------------
Artículo publicado en Página Valdense en la edición de octubre 2017 
 

lunes, 20 de noviembre de 2017

Página Valdense - Edición noviembre 2017



Reconstruyendo los vínculos de amor. 
Animándonos a formas más igualitarias y libres de amar 
 
 
Notas principales: 
- El amor en la Biblia - Por Maximiliano Heusser
- La diaconía desde la perspectiva del amor - Por Silvina Artús
- Construyendo nuevas maneras de amar - Por Cecilia Barrios
 
 
 
 
 
 
 
     ------------------------------------------------------------------------------------------------           
Para suscribirte:
Comunicate con el agente de tu comunidad, o podes escribirnos a:
paginavaldense@iglesia-valdense.org ó paginavaldense@gmail.com
 

lunes, 13 de noviembre de 2017

El risveglio: conflicto y renovación



Unos 300 años después de la decisión del Sínodo de Chanforan de adherir a la Reforma, los valdenses vivirán, y como consecuencia del estrecho vínculo creado con distintas iglesias protestantes, una experiencia conflictiva: el risveglio o despertar. Este movimiento de renovación estuvo presente en todas las iglesias protestantes y por tanto el vínculo de los valdenses con los reformados suizos de habla francesa fue la puerta para que su influencia llegara a ellos.  

Será Félix Neff, un predicador proveniente de Ginebra, quien llega a Lucerna San Giovanni en junio de 1825, para realizar una gira de evangelización durante un mes, y traer esta nueva manera de vivir la fe. Su palabra persuasiva motivó a muchas personas necesitadas de una vivencia de la fe que su vieja iglesia ya no les podía dar.

En este sentido, hay consenso en definir que la vida espiritual de la comunidad valdense en ese período era estrictamente formal y tradicionalista, más cercana al Dios de los ejércitos del Antiguo Testamento, que al mensaje de la salvación en Cristo. Eran respetuosos y participaban de las prácticas religiosas, pero más como un hecho de costumbre que de motivación personal a partir de la fe.  Ellos sabían y se sentían parte de un pueblo ligado a una experiencia de fe heredada de los padres. No estaba en duda el sentido de pertenencia, pero lo dejaban bajo la responsabilidad de los pastores.
 
Ese bajo nivel de espiritualidad fue sacudido a partir de la llegada de Feliz Neff, quien fue invitado a predicar en San Giovanni, San Germano y Torre Pellice, además de guiar una serie de reuniones para propiciar el avivamiento. Su prédica era una invitación a reconocerse como pecadores, a hacer acto de arrepentimiento y abandonarse a la gracia de un Dios amoroso, a confiar en la misericordia de la salvación en Jesucristo, a vivir en la esperanza de su retorno. 

Si bien esta prédica no echó raíces en el liderazgo pastoral de la zona, ni en la mayor parte de la comunidad, generó en varios un resurgir de la fe y sus prácticas. Comenzaron a organizarse reuniones en casas de familia, con lectura y meditación de la Biblia, canto de himnos y oraciones libres, actividades con un carácter muy distinto de aquellas ya fijadas y formales de la liturgia reformada tradicional. Líderes como el maestro Daniele Meille y el anciano del Consistorio de San Giovanni, David Lantaret, propiciaron estas iniciativas. 

Pero pronto estalló el conflicto. Aunque es bueno señalar que no será la prédica lo que ocasionó el enojo y la reacción contraria, sino sus duras críticas al modo de vivir la vida religiosa. El pastor Bert en Torre Pellice se lamentó que hubiese predicado como si la comunidad valdense nunca hubiera oído el Evangelio. Por su parte el pastor Mondón, pastor en Lucerna San Giovanni, cuestionó la crítica que se hacía a costumbres como el baile por ser contrarios al pudor y a la honestidad, y los juegos militares como el tiro al blanco que se solían practicar los domingos.

Con la expulsión de Lantaret del Consistorio de San Giovanni, en 1830 la fractura estaba consumada, aunque será en mayo del año siguiente que se dará la verdadera escisión, con la formación de una iglesia disidente, que contó la asistencia del pastor Giovanni Gay, recién llegado de Ginebra con todas las ideas del risveglio. 

Con la muerte del pastor Mondon en 1832 el clima adverso fue disminuyendo y sobrevino una división interna entre los mismos disidentes. Fueron éstos en 1833, en ocasión de la fiesta católica del 15 de agosto en la cual estaba prohibido a los valdenses trabajar, quienes se dieron cita sobre las alturas de Angrogna, haciendo surgir lo que hoy recordamos y celebramos como la fraternidad valdense. 

Como toda tensión, quedan cosas importantes que señalar de esta experiencia y que una nueva generación de pastores ayudará a valorar. Hay un volver a la Biblia, a la centralidad de Jesucristo y sobre todo un claro énfasis en el ministerio de los laicos, que toman un protagonismo perdido. Se percibe nuevamente el desafío de la evangelización.  Hay una crítica al formalismo, al mero racionalismo y a actitudes de vida poco evangélicas. 
En su libro “Los Valdenses 3”, Giorgio Tourn hace un planteo sobre el tema que me parece vigente en tanto es una tensión permanente: ¿Debe conservarse la herencia del pasado o hay que dar vida a un nuevo modo de ser “valdense”?  Sin duda el desafío es ser valdense en cada momento histórico y ello pasa por la fidelidad a Jesucristo y su evangelio. Hay una identidad que debe renovarse constantemente. 

Sergio Bertinat
 
------------------------------------------------------

Bibliografía 

Armand Ugon, Augusto. Storia dei valdesi/2 Claudiana, pág. 277-283
Gastaldi, Ugo. I movimenti de resveglio nel mondo protestante. Claudiana, pág. 125-131
Tourn, Giorgio. Los Valdenses 3. Ed. Iglesia Valdense, pág. 274-278
 
 ------------------------------------------------------
Artículo publicado en Página Valdense en la edición de Septiembre 2017