El Sínodo Valdense Rioplatense dio inicio a su 53° sesión mediante un acto devocional dirigido por la pastora Claudia Tron
El canto de todos los presentes, como eje de convocatoria y participación, signó una reflexión sobre los dones de cada uno de nosotros y nosotras, sobre la necesidad de mirar y redescubrirnos desde las cualidades que Dios nos dio: únicas, diferentes, incompletas y por eso complementarias.
Basado en los textos de Juan 15, 16 y I Pedro 2, 9; el momento litúrgico enfatizó sobre el trabajo de Misión, a la que Dios nos convoca, “he sido yo quien los eligió a ustedes, para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca”, teniendo presente que esta tarea debe ser compartida, recordando que es para ello que fuimos “creados y creadas”, siendo “una familia escogida (…) un sacerdocio al servicio del rey (…) que anuncien las obras maravillosas de Dios”.
“Debemos reencontrarnos en nuestra vocación a ejercer el Sacerdocio Universal”, fue la invitación que realizaba la pastora Tron, mientras los participantes en la asamblea unían diversos retazos de telas y tiras de lana como símbolo de las cualidades individuales y “gesto de compromiso con el constante intento de aportar nuestros dones y capacidades, necesitarnos y sentirnos cuerpo cuya cabeza es Cristo”.
Para el cierre se realizó una oración antifonal pidiendo la ayuda al Dios de la Fe, las Escrituras y la Gracia, para reformar la iglesia, para que su mensaje siga siendo vivificante y promotor de libertad, vida digna y plena.
El acto devocional fue breve y enseguida dio lugar a la constitución de la Asamblea Sinodal. Esto se debe a la particularidad que este año el Sínodo es temático y de menor duración que los administrativos, donde se celebra un culto de apertura como inauguración de las actividades sinodales.
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