En este pequeño
artículo vamos a ver conjugado el trabajo y las experiencias vividas por Blanca
Geymonat en el desarrollo de su trabajo con la comunidad Qom. Un testimonio que
nos invita a pensarnos y repensarnos en el rol de mediadores.
Respeto, cariño, cabeza y corazón abiertos. Quizás estas
serían las cosas que se me vienen a la mente cuando tengo que pensar en
facilitar diálogos.
Durante unos cuantos años estuve en ese trabajo que llamaba de bisagra, que une y permite
movimiento. Y eso también es importante, saber que podemos contar con el otro,
la otra, nos unimos en la vida, convivimos, pero que al mismo tiempo cada uno,
cada una se puede seguir moviendo –y movimientos de todo tipo, sentimientos,
aprendizajes- con su ritmo, con su cultura, con las cosas que le parecen
importantes, con su fe.
Quiero decir que no podemos nunca confundir facilitar
diálogos con “llegar a una sola opinión” tenemos que tener mucho cuidado con
esto. Seguramente cuando dialogamos cambiamos todos y todas pero el resultado
de esos cambios no pueden estar “previstos”. Si deseamos propiciar un diálogo
para llegar a una verdad, nuestra verdad, no será bueno para nadie.
Y además creo que los y las que somos parte de grupos,
movimientos de fe que sufrieron la persecución y violencia de aquellos que se
creían dueños de la verdad, deberíamos tenerlo muy presente cuando nos
acercamos a personas que tienen otra cultura, otras opciones de vida.
Pero,
el respeto es fundamental. Seguramente como facilitadores de diálogos siempre
tenemos, nuestra verdad, nuestra cultura, nuestras opciones. Es más el respeto
por los demás nos exige conocernos muy bien, saber quiénes somos, cuáles son
nuestras raíces, nuestras esperanzas. Billyjo Wapotro un gran líder del pueblo
Kanak, me dijo una vez, no intentes enseñarle a los Qom su cultura y tampoco es
tu obligación defenderla - tu trabajo es facilitar que los Qom tengan
posibilidades de conocer y defender su cultura- pero sí es tu obligación
conocer tu cultura para poder dialogar, si no respetas tu identidad no te vamos
a creer que respetas la nuestra.
Cuando intentamos facilitar los diálogos intergeneracionales
eso es muy claro, si somos viejos e intentamos “hacernos los jóvenes” no
lograremos facilitar ningún dialogo, pero si somos viejos y estamos convencidos
que cuando los jóvenes crezcan van a cambiar, tampoco.
Para ir terminando, en el camino de Jesús: si tenemos gente
con muy distintas posibilidades, por ejemplo una cultura dominante, o que
cuando dialogamos lo hacemos en el idioma de uno de los grupos –con todo lo que
eso significa- muchas veces facilitar quiere decir también equilibrar, ponerse
del lado del débil. Todo lo que hacemos debe tener como fin último el Reino de
Dios y su justicia, respeto no quiere decir aceptar cualquier cosa. El diálogo
no es un fin en sí mismo sino la posibilidad de lograr más y mejor vida para
todos y todas.
Blanca Geymonat Gonnet
Artículo publicado en Página Valdense en la edición de Diciembre 2016- Enero 2017