Desocupación
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Desocupados y movilización (Antonio Berni). |
“Yo les diré: escuchen jefes de Jacob, señores de las
tribus de Israel. ¿No deberían conocer lo que es justo? ¿Por qué, pues, odian
el bien y aman el mal? Ustedes descueran vivos a mi pueblo y les arrancan las
carnes de sus huesos. Se comen la carne de mi pueblo, y parten sus huesos y los
echan a la olla. Pero cuando me llamen no les haré caso. Ni dejaré que puedan
ver mi cara por sus malas acciones.” (Miqueas 3:1-4)
El profeta Miqueas vivió en el interior de Judá, entre los años 727 al 701 a. C su actividad se sitúa entre los reinados de
Jotán, Ajaz y Ezequías. Este periodo es de crisis, en Mq 1,5-7 encontramos una
clara mención a Samaria (reino de Israel) destruida por los asirios en el 721 a.C. La potencia de aquel
tiempo seguirá siendo Asiría, pero los pequeños reinos vivían constantes
revueltas apoyadas por Babilonia y Egipto. El rey Ezequías se mantuvo como
vasallo con los respectivos tributos a Asiria, pero luego dio un giro en su
política: fortificó a Jerusalén, se preparó militarmente y realizó un acueducto
para tener provisión de agua. Luego proclamó la independencia de Judá. ¿Dónde
saco los recursos para hacer esto? del pueblo, sobre todos de los campesinos a
través de presiones militares (Miq 3, 3. 11). La realidad era muy dura, además
de los tributos que cargaban los trabajadores agrarios, los hombres eran
reclutados para el ejército o las obras del Estado, las mujeres y las niñas
eran sacadas de sus casas (2,9) y las familias eran desalojadas de sus tierras.
El 19 de
agosto pasado el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censo) anunció
que, en el segundo trimestre del año, el índice de desocupación es de un 7,5
por ciento. El sector más damnificado sería el de la industria automotriz y
autopartista. La UOM (Unión Obrera Metalúrgica), mediante un
comunicado de prensa, informó que hubo unos cuatro mil despidos desde enero, y
quince mil trabajadores del sector, suspendidos. Mientras que el titular de SMATA,
Ricardo Pignanelli, estimó unas diez mil suspensiones y unos mil despidos (INFO
GREMIALES).
Lo llamativo de esta crisis es que la causa
del desempleo se debe a los cierres de fábricas sin motivos a la vista, ya que,
si bien las empresas acusan los golpes de la crisis mundial, algunas de ellas aún
se encontraban trabajando plenamente cuando declararon quiebra. Los
trabajadores de Laboratorios Funken, fábrica de parlantes para autos, en Lanús
(conurbano bonaerense), señalan que la empresa se declaró en quiebra a pesar de
que tenía compromisos laborales con industrias automotrices. Otro caso, el de
la autopartista Roberto Bosch (de capitales alemanes), en el partido de San
Martín, cerró sorpresivamente sus puertas dejando a ciento cuarenta
trabajadores en la calle, ya que le resulta más rentable instalar una planta en
Brasil; los obreros, como respuesta al cierre, intentaron hacer una
cooperativa, la cual no prosperó por razones ajenas a ellos. En el distrito de
Quilmes, la fábrica textil Acetatos dejó de producir pues le resultó más
tentador vender el predio fabril para construir allí un barrio privado, los
trabajadores presentaron un pedido al Ministerio de Trabajo de la provincia de
Buenos Aires para intimar a la empresa a que reabra sus puertas. Quizás, el
cierre más mediático lo tenga la imprenta norteamericana RR Donelley, la cual
de un día para el otro dejó a más de cuatrocientos trabajadores en la calle;
este comportamiento generó la protesta de la presidenta Fernández de Kirchner,
quien anunció que le hará una denuncia a la empresa por llevar adelante un
atentado terrorista pues buscó “crear temor en la población” con la pérdida de
fuentes de trabajo y advirtió que la anticipada quiebra de la misma sería
“fraudulenta”. Luego, la mandataria aseguró que el comportamiento de la empresa
estadounidense se explica por su ligazón a los fondos buitres (Telam). La
lista, sin duda, se puede extender pero lo que quisiera subrayar aquí es que
hay sectores empresariales que, en pos de aumentar sus ganancias, no les
importa dejar a miles de obreros y sus familias sin sus fuentes de sustento.
Además, como ocurría también en la época de Miqueas, la riqueza de unos pocos,
los más poderosos, significa el sufrimiento y la angustia de tantas y tantas
personas.
¿Quién no tiene hoy un pariente, un amigo o
quizás usted mismo/a, que padece por no tener trabajo, o corre el riesgo de
perderlo? Es una experiencia dolorosa, sobre todo si el/la desocupado/a tiene
familia. Es importante que desde las comunidades nos sensibilicemos con esta
situación y acompañemos a los trabajadores desocupados y sus familias. Nuestro
acompañamiento fraterno puede ayudar a que ellos/as no se sientan solos y que
puedan levantarse nuevamente para no bajar los brazos y seguir luchando.
Los trabajadores que padecen a raíz de la
desocupación son también los más débiles de la sociedad, son parte de aquellos
con los cuales los profetas nos invitan a identificarnos. Cada trabajador en la
calle es un signo de injusticia que nos tiene que doler, no podemos ser
indiferentes a esa realidad. Por esta razón es que somos desafiados/as a orar
por ellos y acompañarlos, bregando junto a ellos por una sociedad más justa,
más cercana al reino de Dios.
Eduardo Obregón